Alejandro CENTELLAS – Brasil tiene genio y maldad. Genio porque gana, por inercia, porque es un imperativo moral; maldad porque es alevoso, deja al rival que se acerque a sus bigotes para devorarle la mano. Al final, en una suerte de escena dramática, todo son lágrimas: Brasil llora de emoción, Colombia, en este caso, llora de impotencia. Abandona la competición con la sensación de que faltó ese cambio en el curso del viento, ese milímetro traicionero que nunca debió existir, para dar el campanazo histórico. Al final Brasil ganó, porque la gravedad le empuja, y el cuento se cierra con las expectativas cumplidas.
Si no hay imaginación, existen otras cosas. Brasil arrolló durante 45 minutos a Colombia por empuje, porque jugaban once jugadores pero latían miles de corazones en Castelao, y solo encontró la luz en una jugada aislada, en un córner insulso. Thiago Silva, omnipresente y superlativo, aprovechó la fragilidad de la Roca Sánchez, en una paradoja casi de ficción, para adelantar a Brasil. Fueron los mejores momentos de la anfitriona en el Mundial, aplastando a una Colombia que solo respiraba a gusto en la zurda de James, que ya es maestro en la edad de un aprendiz, de la selección cafetera.
El juego de Brasil fue de menos a más en la primera parte. Marcelo se acomodó en el ataque con la gracia de un extremo y los hombres de Scolari disfrutaron con el balón, triangularon con precisión y pudieron abrir la brecha. Pero a Brasil le motiva el riesgo, quiere justificar el derroche de lágrimas final; ganar fácil en la primera media hora está reñido con lo heroico. Con una Colombia dormida, que sobrevivía gracias al inestimable físico que atesoran sus jugadores, Brasil no fue capaz de dar un machetazo. La inspiración de Neymar, hoy adormecida, solía morir en las manos de Ospina.
La diferencia entre la primera y la segunda parte tiene difícil explicación. Quien solo pudiese ver la segunda parte, difícilmente creería lo que sucedía tan solo 15 minutos antes. Brasil se descompuso, entro en una espiral de descontrol, y Colombia se desperezó definitivamente. La tortuga iba ganando metros a la liebre dormida. Este era el macabro plan de Brasil, suponemos. James Rodríguez comenzó el recital de cambios de ritmo, recortes y diabluras que pusieron de uñas a la defensa brasileña. Teófilo empezó a ganar disputas con David Luiz y la defensa colombiana se dio un respiro. En los peores minutos de Brasil y en la mejoría de Colombia llegó el giro de guión: David Luiz envió un misil a Ospina, que ni llegó ni se le esperó. Segunda parte, dos goles a favor de Brasil.
El golazo de libre directo de David Luiz | Getty Images
Apagar el televisor con el segundo gol hubiera sido un error. La selección brasileña está empeñada en aumentar el share de las cadenas que transmiten el Mundial. Cuando Colombia cayó en la desesperación, con tiros sin convicción de Cuadrado y galopadas nada prósperas de Zúñiga, James Rodríguez le cantó una saeta a la tranquilidad. Se inventó un pase con precisión cirujana y se encargó de transformar el penalti que previamente forzó Bacca. Quedaban los minutos de la basura y Colombia había encontrado lingotes de oro en el vertedero. El carrusel de cambios de Brasil le blindó ante las acometidas de los colombianos y el partido fue muriendo lentamente.
Brasil estará en la semifinal contra Alemania después de ganar con premeditación y alevosía a Colombia, que se despide con orgullo de una competición en la que nadie les esperaba. Brasil escribió su propia película de suspense pero acabó aprobando la asignatura. David Luiz se arrodilló y rezó; aun no sabemos si a su Dios cristiano o al diablo vestido de amarillo que juega sus cartas en los estadios de Brasil.
Árbitro: Velasco Carballo (ESP)
Estadio: Estadio Castelao
Alineaciones
Brasil: Julio César (5); Maicon (6), Thiago Silva (8), David Luiz (7), Marcelo (7); Paulinho (6), Fernandiho (6); Oscar (5), Neymar (6), Hulk (6); Fred (5).
Suplentes: Ramires (5), Hernanes (s.c), Henrique (s.c)
Colombia: Ospina (7); Zúñiga (5), Zapata (5), Yepes (5), Armero (6); Guarín (5), Carlos Sánchez (4); Cuadrado (6), James Rodríguez (8), Ibarbo (6), Teo Gutiérrez (6).
Suplentes: Quintero (5), Adrián Ramos (5), Bacca (6)
MVP (jugador Sportium): David Luiz