Aunque la salida de Neymar al Paris Saint-Germain no cayó bien entre los aficionados del Barcelona, que a las afueras del Camp Nou pegaron afiches que calificaban al brasileño como «traidor» o «mercenario», lo cierto es que la decisión de irse a la capital francesa es un valiente salto al vacío.
Las cifras son exorbitantes: el PSG pagó al equipo español el récord de 222 millones de euros por el jugador, que en la Ciudad Luz percibirá alrededor de 300 millones de euros en sus cinco años de contrato.
Sin embargo, el brasileño podría tener otras ambiciones al margen de su cuenta bancaria. Al salir de la red de seguridad que tenía junto con Messi en el Barcelona, el brasileño asume tal vez el reto más grande de su carrera.
Llevar en el PSG la camiseta con el número 10, que en el club catalán está reservada para el argentino, es ya una clara señal de su ambición. El mediapunta, de 25 años, está cerca de alcanzar su pico y cree que es el momento de liderar un equipo y ser su gran estrella, algo que no iba a ocurrir en Barcelona después de que Messi firmara su renovación.
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Con la excepción del Real Madrid, Neymar habría podido irse a cualquier otro equipo del mundo y convertirse en el jugador estelear, alrededor del cual el plantel estaría construido. Escogió el Paris Saint-Germain, un club con dinero pero aún en construcción.
El dinero tuvo que ver, desde luego, porque con el PSG será el segundo futbolista mejor pagado en el mundo, solo por detrás del argentino Carlos Tevez, que juega en el Shanghai Shenhua chino. Además, pocos equipos habrían podido desembolsar los millones que valió la rescisión del contrato del brasileño.
Sin embargo, en el Parque de los Príncipes el brasileño tendrá la oportunidad de escribir la historia en el rol protagónico, sobre todo porque el cuadro parisino está desesperado por ganar su primera Liga de Campeones. La llegada de Neymar es el último gran paso en ese intento, aunque para el mediapunta cuenta también ganar su primer Balón de Oro.
Al lado de Messi, como escudero, no tenía posibilidades de ganar el premio. Pero si logra conseguir la primera Champions League del PSG, sumará méritos muy propios para aspirar al galardón. El campeón olímpico quiere romper la hegemonía que Messi y el portugués Cristiano Rolando llevan desde 2008. En 2015 completó el podio, ahora va por más.
«Un deportista (yo) necesita desafíos. Por segunda vez en mi vida le llevaré la contraria a mi papá», dijo Neymar en su video de despedida al Barcelona.
Pero ganar el torneo continental no será sencillo. El cuadro francés nunca llegó a las semifinales. El año pasado fue el propio Neymar, paradójicamente, quien le cerró el camino al PSG en octavos de final, cuando brilló en el 6-1 con que el Barcelona remontó la serie que había empezado perdiendo 4-0.
Ya no tendrá como compañeros a Messi, Suárez, Andrés Iniesta o Gerard Piqué, y a cambio llega a un vestuario con menos experiencia y brillo, a pesar de recientes incorporaciones como la de su compatriota Dani Alves. A ese plantel deberá liderar a la gloria europea, porque la Ligue 1 sigue siendo la quinta liga del continente.
Neymar deja la protección que tenía con Messi, sobre quien recaía no solo la presión externa, pero también mucha parte de la atención de los defensores en el campo. Cuando debute con el PSG, Neymar será sin duda el más marcado.
En rigor, es imposible decir si la decisión de Neymar será buena o mala. Pero se trata, por lo pronto, de un paso audaz.
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