Hay algo que el fútbol actual nos quiere mostrar desde hace tiempo: para poder ser campeón de todo hay que adaptarse a la multitud de partidos que se juegan en los 90 minutos que dura un encuentro. Precisamente, en ese clásico que no es tan clásico cuando hay que jugar en Arabia Saudí, el Real Madrid mostró que puede adaptarse a diferentes situaciones sin brillar. En cambio, el FC Barcelona de Xavi Hernández solo tiene un plan. Así perdió el cuadro catalán: enarbolando la bandera de su alegre balompié que puede que un día le otorgue resultados. Desde luego, los culés ya no son ese equipo sin ideas que dirigía Ronald Koeman.
Los blancos, pese a tener a Kroos y Modric en su sala de máquinas, no necesitan amasar el balón para sentirse cómodos. Por algo tienen a Vinicius, que ya no se le apaga la luz cuando se planta ante el guardameta rival. Ahora, fíjate cómo cambian las cosas, Karim Benzema ya no le evita: de hecho, no para de buscarle. El brasileño sigue mostrando que en el fútbol se puede entrenar todo, incluido el gol. Cada vez que el extremo agarró el cuero no dudó en encarar a un Dani Alves irreconocible que padeció muchísimo con las carreras de su compatriota. El Madrid, desde que aterrizó Carlo Ancelotti, goza de un Vinicius que se ha convertido en uno de los mejores del mundo en muy poco tiempo.
Y en cuanto al choque ocurrió lo que suele acontecer últimamente en los clásicos: los blancos se llevaron el triunfo con más jerarquía que juego. En este último los catalanes, en algunas fases del duelo, llevaron el peso del choque y creyeron en la clasificación para la final. La mejor noticia para Xavi es que el equipo va entendiendo poco a poco el juego de posición y que los jugadores recuperados no solo tienen un futuro brillante: el presente ya es imparable. Ansu Fati, Gavi, Ferrán y Nico no son moco de pavo.
Ya pensando en la final de esta Supercopa, cualquiera de los dos rivales posee armas para hacer daño a los merengues. El Athletic Club ya ganó el curso pasado al equipo que comandaba Zidane y el Atlético de Madrid, pese a sus recientes resultados, tiene un señor equipo. Sin embargo, el Madrid demostró anoche que su fútbol no necesita una prosa compleja. Sus versos son como los de Eduardo Mendoza: cortos y finos. Así se ganan trofeos.
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