“Te quedan dos telediarios” fue la frase que Willy Hernangómez utilizó para atacar al por entonces entrenador del Barça, Roger Grimau. Pero ¿y si ahora el que tiene las horas contadas en la ciudad condal es el propio Willy?
El mayor de los Hernangómez atraviesa, a sus 30 años, el peor momento de su carrera. Sin la confianza de Joan Peñarroya, se ha visto adelantado en la rotación por Youssoupha Fall, uno de los dos jugadores que menos cobra de la plantilla y que llegó el pasado verano como un fichaje de fondo de armario para dar descanso a Vesely y al propio Willy.
Pero la anécdota no queda ahí, de hecho, catalogarlo de anécdota y no de situación asentada y preocupante sería un error, y es que, cuando Joan Peñarroya ha estado con el agua al cuello (derrota vs Girona, mala racha en Euroliga y posibilidad de quedarse fuera de la Copa) y el Barça afrontaba un Tourmalet contra Mónaco, Gran Canaria, Panathinaikos y Efes, Willy ha acumulado la escalofriante cifra de 0 minutos. Es decir, cuando las cosas se ponen serias, el entrenador entiende que el equipo es mejor sin él.
Y somos muchos los que pensamos: ¿quién le iba a decir a Willy después de ser el MVP del Eurobasket 2022 que su vuelta a Europa iba a ser así? Ni él ni nadie imaginábamos que tendría un papel totalmente residual en el Barça y que sus problemas defensivos llegarían hasta el punto de no poder pisar la pista en los días grandes. “¿Cómo lo camuflaría Scariolo?” se debe preguntar Joan Peñarroya, porque estoy seguro de que al entrenador catalán le encantaría contar con Willy en fase ofensiva o incluso poder hacer cambios ataque-defensa como en el balonmano, pero el gran problema del madrileño es ese, el aspecto defensivo, concretamente la defensa del bloqueo directo, algo que los equipos y entrenadores rivales no dudan en buscar cuando el “14” pisa el parqué.
¿Y ahora, qué? ¿Cuál es la mejor solución? El Barça no puede permitirse que el jugador mejor pagado de la plantilla junto a Kevin Punter apenas juegue, y Willy, evidentemente, tampoco está contento con ser la última opción. Pero hay una cosa con la que Hernangómez sí está contento, y es su salario. El pívot español sabe que está cobrando muy por encima del nivel demostrado en Europa y renunciar a ese dinero parece algo utópico, por lo tanto, pensar en la rescisión de contrato después de los casos de Higgins y Mirotic o en que ambas partes llegarán a un acuerdo para la desvinculación a final de temporada no parece que sea una opción demasiado realista.
Lo que sí está claro es que la relación Willy Hernangómez-Barça tiene fecha de caducidad y, el que pudo ser uno de los fichajes más importantes (por nivel y por el componente emocional) de los últimos años en el baloncesto europeo, acabará siendo recordado como una de las peores operaciones en la historia de la Euroliga y el baloncesto español.