Existen pocos dorsales en el fútbol que posean el simbolismo del 10. Especialmente en la Juventus, donde ese número lo han vestido a la espalda futbolistas de la talla de Omar Sivori, Michel Platini, Roberto Baggio o Alessandro Del Piero.
Vacante durante un año tras la marcha de Paul Pogba al Manchester United, poco antes del inicio de la temporada oficial la Juventus anunció que el 10 bianconero tenía un nuevo dueño. Y no podía ser otro que la gran estrella del momento en la Juventus y en el Calcio: Paulo Dybala.
A muchos jugadores les puede pesar tamaña responsabilidad. El dorsal 10, en la mayoría de casos, no solo es un número icónico. También es un símbolo de responsabilidad y de liderazgo en el equipo: el hombre sobre el que basan las opciones de éxito del club. A Paulo Dybala, en cambio, le ha sentado de maravilla: ha cogido los galones con naturalidad y está ofreciendo su mejor fútbol en este inicio de temporada.
El primer partido no le fue bien al equipo: la Juventus perdió la Supercoppa italiana contra la Lazio. Pero, tras un mal partido, si los bianconeri llegaron con opciones hasta el último instante fue casi exclusivamente gracias a Dybala. El argentino, en su estreno de la 10, anotó dos goles en los cinco últimos minutos -de falta y de penalti- que empataron provisionalmente el encuentro. Luego, en el descuento, un tanto de Murgia dio el triunfo al equipo romano.
En el inicio del campeonato de Serie A, Paulo Dybala ha continuado esta tendencia personal: anotó un gol en el estreno contra el Cagliari (3-0, el marcador); lideró la remontada en Marassi contra el Genoa con un hat-trick (2-4 final) y sentenció el último encuentro contra el Chievo Verona entrando desde el banquillo. En total, siete goles en cuatro partidos.
Especialmente icónica fue su entrada en el partido contra el Chievo. Paulo Dybala, de inicio en el banquillo por reposo antes del duelo de Champions League contra el Barcelona, entró al campo en el minuto 50 en sustitución de Douglas Costa. En ese momento, la Juventus, que ya ganaba, jugaba con solvencia, pero sin brillantez ante un poco incisivo Chievo.
La aparición de Dybala le dio un enorme salto de calidad a la Juventus en el partido. El argentino se hizo con el poder entre líneas: asociándose con Pjanic por detrás e Higuaín por delante, creando superioridad con regates e internadas, generando la jugada que concluyó con el gol del Pipita y finalizando la exhibición de 40 minutos con un buen zurdazo que batió a Sorrentino.
En Turín tienen pocas dudas de que este será el año de la definitiva explosión de Paulo Dybala. Y cualquier opción de éxito de la Juventus esta temporada, en busca del séptimo Scudetto consecutivo y la Copa de Europa, pasará por sus botas.
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