Klas Ingesson, un ex-futbolista sueco de nivel, falleció ayer a los 46 años de edad como consecuencia de los efectos de un mieloma múltiple que tristemente ha puesto fin a su vida causando el estupor nacional en Suecia por una historia de superación y humanidad que finalmente no ha tenido un final feliz, como ocurre muchas veces cuando es el cáncer quien reclama el papel de villano en la historia.
Ingesson era un vikingo, de los de ADN. Centrocampista de gran poderío físico, un ‘box to box’, capaz de recuperar balones y de llegar a puerta con cierta facilidad. Quienes añoran con cierta nostalgia el fútbol de los ’90 seguramente lo recuerden con nitidez. Fue 57 veces internacional con el combinado escandinavo, y tuvo una prolífica trayectoria en clubes como el IFK Göteborg, Malinas, PSV, Sheffield Wednesday, Bari, Bologna, Olympique de Marsella o Lecce, siendo en la competitiva Serie A de la década de los 90′ donde más calado dejó, siendo apodado ‘Il guerriero’ por su pundonor y trabajo abnegado en la medular.
Su principal hito sin duda fue integrar -desde la titularidad- en muchos partidos aquella Suecia célebre y recordada que en USA ’94 acabó tercera del Mundial, con los Kennet Andersson, Larsson, Dahlin, Thern, Schwarz, Brolin y compañía.
El sueco se convirtió en la sensación de la liga local hace unos meses como técnico del Elfsborg por un motivo ajeno al fútbol: padecía una severa enfermedad que le obligaba a dirigir los partidos en silla de ruedas.
A Ingesson, le detectaron por primera vez un mieloma múltiple, un tipo de cáncer de sangre, en diciembre de 2008. La conmoción en Suecia fue enorme al conocerse la noticia.
Dos años después, recuperado ya físicamente, aceptó una oferta para entrenar al equipo B del Elfsborg, uno de los equipos con más solera del fútbol sueco en la última década y campeón de liga por última vez en 2012.
Hace un año y medio, sin embargo, volvió a recaer de la enfermedad y tuvo que ser sometido a un trasplante de células madre.
Pese a su condición física deteriorada, y después de la salida del técnico anterior, la directiva le propuso entrenar al primer equipo por su buen trabajo con la cantera y su capacidad de liderazgo y de motivación: una oferta que acabó aceptando tras vencer las dudas iniciales.
«No tenía ninguna gana, pero la pregunta volvía todo el tiempo y cuando lo pensé un poco, me di cuenta de que esta oportunidad no iba a volver otra vez», reconocía en una entrevista Ingesson, quien creía que no por estar ocioso en casa iba a encontrarse mejor.
La dureza del tratamiento al que fue sometido le causó un deterioro progresivo y es que una osteoporosis adjunta a la enfermedad le obligaba a ir con andador, y posteriormente en silla de ruedas.
Hace unos meses se dieron estas declaraciones que se recogían en una nota de EFE del 7 de abril de 2014.
«Está bien cuando los aficionados creen en mí como entrenador y están conmigo», declaró entonces Ingesson, quien ya había recibido una ovación similar de la hinchada rival en el campo del Åtvidaberg.
«Significa mucho para nosotros por su liderazgo y como persona«, reconocía el presidente, Bosse Johansson.
Johansson admitió también que la batalla de más de un lustro de Ingesson contra el cáncer le ha servido a la directiva para darse cuenta de que el resultadismo a corto plazo no siempre es el mejor camino para el éxito.
Ingesson difundió hace unos meses una carta abierta en la web del club pidiendo que se dejara de centrar la atención en su enfermedad y se le juzgara como al resto de entrenadores.
«Física y psíquicamente no hay ningún problema para realizar mi trabajo. Como cualquier otro debo ser examinado para saber si valgo para este puesto teniendo en cuenta mis conocimientos y mi competencia, no mi estado físico», defendió en dicha carta.
Minutos después de celebrar con el puño en alto el primer triunfo en liga, Ingesson, cuyo hijo mayor juega en las inferiores del club, volvió a insistir en esa idea de normalidad: «No hay nada que me impida ejercer mi papel».
Ayer, martes 28 de octubre, Klas Ingesson se fue tras años de esfuerzo, dedicación y ejemplo, dejando tras de sí una trayectoria internacional muy reseñable, que unida a su lucha contra una dura enfermedad le postulan como uno de los referentes del fútbol escandinavo de los últimos 25 años.
El Elfsborg ha anunciado que homenajeará hoy a Ingesson con un minuto de silencio al mediodía en su estadio, el Bors Arena. Se fue un ejemplo de vida. Descanse en paz en los brazos de Odín.
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