En la historia hubo jugadores que llegaron a ser estrellas, a ganarlo todo con un club pero que, tras llegar a la cima, desparecieron. Son los futbolistas perdidos, olvidados. Ya no hablamos de jugadores que ficharon por un equipo de una liga menor como Escocia o China, sino que simplemente desaparecieron del mapa futbolístico del primer nivel. Futbolistas que tras alcanzar la gloria, se esfumaron.
Grafite ganó la liga con el Wolfsburgo, siendo el jugador clave del equipo alemán. Corría el año 2010 y el club germano estaba haciendo historia. Sus 28 goles en liga esa temporada le convirtieron en uno de las delanteros más temidos del fútbol europeo. Su gol maradoniano al Bayern de Múnich, que fue nominado al Puskas, asombraba al mundo. Pero se esfumó. Tras ganar la liga, el nivel de Grafite bajó, y tras dos temporadas más en el Volkswagen Arena, se dejó seducir por los petrodólares. Se le perdió la pista: del Al Ahli, al Al Sadd, para después volver a Brasil.
En Alemania hubo más casos similares. Cacau, campeón de liga con el Stuttgart en la temporada 2006/07 e internacional absoluto por Alemania, desapareció después de ser una estrella en el equipo alemán. Su bajo rendimiento en los últimos años le hizo fichar por el Cerezo Osaka de la J1 League para acabar jugando su última temporada en el filial del Stuttgart.
Aílton, máximo goleador de la temporada 2003 con 28 goles y campeón de la Bundesliga con el Werder Bremen, acabó deambulando por multitud de equipos europeos, como el MSV Duisburg, el Estrella Roja de Belgrado o el Grasshopper suizo. En ese equipo también jugaba Charisteas. El espigado delantero griego, que dio la victoria a su selección en la Eurocopa de 2004, acabó jugando en equipos como el Arles-Avignon, Paneotolikos o Al Nassr. Otros, como Kevin Kuranyi, mítico delantero alemán del Schalke 04, donde no bajó de los diez goles por temporada entre 2002 y 2010, acabó marchándose al Dinamo de Moscú.
En Moscú también acabaron varias estrellas del deporte rey. Mbark Bossouffa era una estrella en Bélgica. Tanto en el KAA Gent como en el Anderlecht el jugador marroquí había recibido multitud de ofertas de los grandes clubs europeos. Su velocidad y su habilidad en el regate le convirtieron en uno de los futbolistas con mayor progresión a nivel mundial. En su palmarés está una Copa de Bélgica en 2008 o una liga en 2007. Durante años se le perdió la pista en Rusia, aunque rindió a buen nivel, en sus etapas en el Lokomotiv de Moscú y el Anzhi, para finalmente dar sus últimos coletazos en Bélgica.
También hubo el caso contrario, es decir, jugadores que se hicieron famosos por su alto rendimiento en la Superliga Rusa y acabaron esfumándose del panorama futbolístico internacional. Hablamos de jugadores como Welliton, Vágner Love o Doumbia. El caso de Welliton es especial. Máximo goleador de la liga rusa con el Spartak de Moscú en 2009 y 2010, con 21 y 19 goles, respectivamente. Después de lograr unos grandes números y recibir grandes ofertas de equipos Champions, su rendimiento bajó estrepitosamente. Perdió físico y con ello su sello de identidad, la velocidad. Estuvo cedido dos años en Brasil y acabó en el Celta de Vigo, donde sus problemas con el alcohol estuvieron a la orden del día. Se marchó a Turquía, donde empezó a recuperar su nivel en el Mersin Idmanyurdu.
Vágner Love y Doumbia son dos historias paralelas del CSKA de Moscú. Vágner Love llegó en 2004 al equipo ruso, procedente del Palmeiras. Anotó más de 60 goles en su etapa como jugador del equipo de la capital rusa. De ahí volvió a jugar en equipos brasileños como Corinthians, Palmeiras o Flamengo y jugó dos temporadas en China, en el Shandong Luneng Taishan. Por su parte, Seydou Doumbia llegó al equipo ruso en 2010, fichado del Young Boys suizo. Tras cinco temporadas en el equipo, donde llegó a ser campeón de la liga en dos ocasiones, pasó por varias cesiones en el futbol Europeo como la Roma o el Newcastle. El bajo rendimiento mostrado hizo que recalara en el Basilea, donde está empezando a mostrar de nuevo el gran goleador que llegó a ser.
Las grandes ligas europeas también se vieron afectadas. En Francia jugadores que ganaron la liga con sus equipos acabaron desapareciendo del mapa. Younes Belhanda, estrella del Montepellier campeón de liga en 2011, acabó marchándose al Dynamo de Kiev. Ahora busca recuperar su nivel en el Niza. Moussa Sow, máximo goleador de la Ligue 1 y campeón de liga con el Lille en 2011, acabó marchándose a Turquía pese a tener ofertas de varios clubes europeos, como el Arsenal. Incluso, Yohan Gourcouff, que enamoró al mundo en su etapa en el Girondins de Burdeos, acabó deambulando por varios equipos de Francia sin pena ni gloria.
En Inglaterra tenemos el ejemplo de dos jugadores del Swansea, Danny Graham y Michu. El delantero español fue una de las revelaciones de la Premier, llegando a ganar la Copa de la Liga. Anotó 22 goles esa temporada pero una lesión de tobillo hizo que su rendimiento bajara de forma alarmante. Acabó cedido en el Napoli, donde no cuajó una buena campaña. Sus problemas físicos hicieron que tuviera que rescindir su contrato con los swans para acabar jugando en el Langreo de la Segunda División B española, planteándose su retirada. Ahora está viviendo una segunda juventud en el Oviedo. Su compañero en ataque esa temporada, Danny Graham, también acabó siendo un futbolista olvidado. Después de salirse en las semifinales de la Copa de la liga fichó por el Sunderland. Pasó sin pena ni gloria y acabó siendo cedido a cuatro equipos de la Championship. Nunca volvió a mostrar el nivel que le hizo grande en el Swansea.
En España, tenemos el caso de Palanca. El jugador se dio a conocer después de entrar como suplente en un clásico del fútbol español, debutando en La Liga. Su partido fue sobresaliente y estuvo a punto de marcar un gol que pudo haberle cambiado la vida. “Si hubiera marcado ese gol quizá me hubieran valorado más”, decía el jugador español en una entrevista. Del Real Madrid pasó a varios equipos de segunda como el Elche o el Numancia e incluso llegó a jugar en Australia, en el Adelaide United. Ahora juega en el Korona Kielce polaco. Otro jugador es Nilmar, estrella del Villarreal, que acabó jugando en varios equipos asiáticos como el Al Rayyan, El Jaish o el Al-Nasr
Por útlimo, lejos de Europa también existen casos parecidos. Thiago Neves, era una estrella del Flumniense, donde lo ganó prácticamente todo. De ahí pasó a equipos como Al-Hilal o Al-Jazira para después volver a Brasil, jugando actualmente en el Cruzeiro. Otro caso es Everton Ribeiro. En el Cruzeiro acabó siendo el mejor jugador del campeonato brasileño en 2013 y 2014. Había muchísimas esperanzas depositadas en él pero se dejó engatusar por el olor del dinero y acabó recalando en el Al-Ahli.
Leer más: 35 buenos jugadores en activo que pasaron de puntillas por La Liga
Son muchos los casos que existen de jugadores que, tras tener un gran rendimiento en un club, se les perdió la pista. Bien por problemas con el rendimiento, su olfato goleador o por tomar malas decisiones en la vida, varios jugadores que pudieron ser estrellas mundiales, acabaron en el más completo ostracismo.
Fútbol como forma de vida. Colaborador de varios medios digitales como Los Otros 18, Mundiario o DeporSempre. Twitter: @Aldo_Vazquez1
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