69 golpes hizo ayer Jon Rahm. No son malos números. El español cuajó ayer un buen inicio de US Open para colocarse entre los mejores del torneo. Ser el vigente campeón requiere de una presión especial y, quizás, el golfista lo sufrió un poco. Sin embargo, esta vez la fortuna le sonrió. No había ocurrido en otros torneos. “Parece que ha bajado Seve y ha jugado por mí», aseguró para los medios.
El viento y las malas sensaciones en algunos de sus golpes hacían dudar al golfista. Sin embargo, era un día que iba a tocar cara: “He jugado muy diferente a lo que me gusta a mí. En el 17 sabía que el rough a la izquierda no era un problema, pero he tenido mucha, mucha suerte. La suerte del siglo. Y encima en un US Open. En el 18 creo que mi bola acabó en las gradas y unos chavales se la han llevado. Gracias que alguien se ha dado cuenta. Yo les vi corriendo hacia mí con una sonrisa de cuidado. Han sacado la mano mágica. Me extrañó porque eran los únicos en esa dirección, el resto iba hacia green”, dijo.
Aunque es probable que podría «haber hecho algún birdie más» Rahm destacó que terminar bajo par era importante. Esta tarde, sobre las 19:00, volverá al verde. Por otro lado, Sergio García acabó con una tarjeta de +4 que ya le aparta de la aristocracia. Llegó tarde por un problema personal y ya tiene el corte cuesta arriba. Lo mismo le ocurre a Adri Arnaus con su +6.
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