Enfilaba Vinicius hacia la portería del Manchester City y ya Pep Guardiola se llevaba las manos a la cabeza: sabía lo que iba a ocurrir. Este Real Madrid, especialmente en Europa, es esto. No puedes otorgar un mínimo espacio a los dos mejores futbolistas de esta Champions League: ni a Karim Benzema ni a Modric, respetando al brasileño. Con esa pareja en el verde, pese al dominio posicional y claro de los ingleses, hay perfume de peligro. El cuadro de Carlo Ancelotti siempre tiene una vida más y este City que por momentos roza la perfección también lo sabe: no te puedes relajar un instante.
Una vez más, como suele ocurrir en las grandes noches europeas, muchos destacaron el peso del escudo en la eliminatoria. Bobadas: por ser hijo de actor no significa que ya te deban dar el Goya. Esta plantilla guarda estiletes clásicos dispuestos a mutar el sino de las peores ideas que tiene doña Champions League. Eso sí, si estos jugadores quieren que el Santiago Bernabéu vuelva a vivir otra remontada inolvidable deberán mejorar su rendimiento defensivo. En el Etihad sobrevivieron como pudieron. El retorno de Casemiro pondrá luz en la oscuridad de la zaga. Sigue sorprendiendo el irregular rendimiento de David Alaba: unas veces es ese defensor que maravilló Múnich y otras parece el hermano pequeño de Claudemir Vítor. Ayer fue uno de los más señalados junto a Ferland Mendy.
Seguramente los cityzens se rasgarán las vestiduras en los próximos días por las ocasiones marradas. Riyad Mahrez tuvo tres oportunidades claras de aumentar una ventaja que puede remontar la entidad de la capital de España. El contexto del envite del próximo miércoles será distinto: los ingleses intentarán mover el balón de un lado al otro, esperando a que el Madrid salga de la cueva para poder contragolpear con celeridad. Veremos si los de Ancelotti pican el anzuelo o si Benzema le roba un balón a Ederson. No sorprendería.
Lo de anoche fue una fiesta del fútbol que promete tener una segunda parte el miércoles: ambos conjuntos tienen posibilidades de llegar a la gran final. Qué difícil es ser campeón de Europa. Lo saben incluso los que nacieron con esa aureola para disputar la competición de las estrellas. El que tenga un pronóstico claro que levante la mano. Yo no me atrevo.
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