Tras el ridículo de la final Copa ante el FC Barcelona, era
lógico que se tomaran decisiones drásticas en la directiva del Sevilla FC.
Aunque viendo los últimos acontecimientos, parecía que serían mucho más drásticas de lo que han sido.
Una vez agotada la bala copera, el Sevilla se juega su
futuro en Europa en un dramático epílogo liguero y, a día de hoy, pocos creen
que Montella puede levantar a un equipo en plena depresión. En la planta noble
lo saben y ayer fue un día frenético en las oficinas de la entidad, valorando
todos los escenarios posibles para tratar de tomar la determinación más
correcta en la cumbre de hoy en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Tras varias horas de reunión del consejo de administración,
salió Pepe Castro a la sala de prensa para confirmar que Óscar Arias no
continuará en su cargo al final de la temporada y que Vincenzo Montella seguirá
de momento como entrenador del Sevilla. Medida que no ha gustado mucho en
Nervión.
Quizás, la noticia más positiva en estos momentos tan
delicados sea la más que probable vuelta de Joaquín Caparrós al conjunto
sevillista. Pepe Castro confirmó que han pensado en el de Utrera para ayudar a
revertir esta situación: «Vamos a hablar más con él, colaborará y estará
con nosotros, pero aún no puedo adelantar nada más. Hemos hablado con Caparrós
pero por el momento nada serio. Aún no puedo adelantar nada más».
Pero, ¿por qué Caparrós? ¿Qué significa la vuelta del
entrenador utrerano a la disciplina sevillista?
Para muchos, este Sevilla está falto de carácter, de sangre,
de casta, de coraje, algo que siempre ha caracterizado al conjunto de Nervión.
Un equipo que, como dice su himno del centenario, nunca se rinde.
La contundente derrota en la final copero dejó constancia de
que el equipo deambula por el campo sin rumbo alguno y lo que es más
preocupante, sin alma.
Este Sevilla grande se coció a fuego lento mucho tiempo
atrás y el que inició este bonito y largo camino fue el bueno de Joaquín. Un
entrenador que siempre se ha caracterizado por su sangre caliente y su
sevillismo. Quién mejor que él para transmitir el sentimiento sevillista a una
plantilla que parece no tener un líder capaz de instaurar en el vestuario lo
que significa el Sevilla FC.
Con respecto a la posibilidad de ocupar de nuevo el
banquillo sevillista, el utrerano no escondía su ilusión por tomar las riendas
aunque desconoce el interés del Sevilla. “Es verdad que se está hablando, que
lo están diciendo los medios, pero yo digo la verdad y es que no sé absolutamente
nada. ¿Me haría ilusión? Hablar de supuestos… yo siempre he dicho que soy
sevillista. Ser sevillista no es decirlo, es demostrarlo, y yo creo que he
demostrado el sentimiento por este club. Todo el mundo lo sabe. Desde el
presidente a los otros presidentes con los que he trabajado, como José María y
Roberto Alés. Todos saben mi sentimiento. Pero ahora hay un entrenador, un
cuerpo técnico y un director deportivo a los que hay que respetar. Y si supiera
algo, quizás tampoco diría nada. No soy el que tiene que decir si hace falta un
cambio”.
Caparrós aprovechó el momento para mandar un mensaje al
sevillismo: “Tenemos que estar unidos y el sentimiento sevillista debe estar
por encima de todo. Luego terminará la Liga y ya cada uno hará su reflexión.
Pero ahora tenemos que ayudar, no desviarnos. Los contrarios quieren desunión.
Cada uno en su puesto, yo como socio, tiene que apretar”, comentaba el técnico.
¿Qué os parece la idea de que Joaquín Caparrós vuelva al
Sevilla? Ya sea como técnico o con un puesto en los despachos, hace falta
sangre, orgullo, casta, coraje… y en eso
Caparrós es catedrático.
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