Alex JIMÉNEZ – Hace solo cinco días, Jay Rodriguez era uno de los hombres de moda de la Premier League. Su temporada en Southampton estaba siendo sensacional. Llevaba 15 goles en 33 partidos de liga, cinco en los últimos cuatro encuentros, que le habían convertido en el segundo máximo goleador inglés, solo superado por Daniel Sturridge. Unas cifras que casi garantizaban su presencia en un Mundial de Brasil para el que Hodgson ya le tenía muy en cuenta.
Casi. Porque todo se truncó a los 25 minutos de juego del Manchester City – Southampton del pasado sábado en el Etihad, cuando el delantero, de 24 años, cayó mal tras controlar un balón en el aire. JayRo se echó mano a su rodilla derecha e inmediatamente saltaron las alarmas. El delantero no podía apenas moverse, tampoco ponerse en pie, y abandonaba el campo en camilla, con lágrimas en los ojos, ante la infausta mirada del seleccionador desde la grada. El estadio enmudeció y todo hacía presagiar que la cosa sería grave. Incluso los mensajes de los pesos pesados del vestuario 'Saint' al final del partido se centraban en lo mismo. Lallana, Schneiderlin, Cork, Lambert. Todos obviaban lo concerniente al partido y al resultado y concentraban sus discursos en dar apoyo al punta hispano-británico, a la espera de un milagro en las pruebas médicas que finalmente no se produjo. Los peores pronósticos se confirmaron solo tres días después. El delantero se había roto el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha, y en Southampton ya sabían lo que eso significaba. Quirófano, de seis a nueve meses en el dique seco, con mucha paciencia en los plazos… y sobre todo, decir adiós al preciado billete a Brasil que el jugador se había ganado a base de goles y esfuerzo. Y todo por una mala caída. Lo que puede cambiar la vida en cuestión de segundos.
Cuesta asimilar un final tan cruento para una temporada tan completa como la de JayRo. Y es que fijo en los esquemas de Pochettino, el delantero se ha convertido en uno de los ídolos modernos del St. Mary’s, formando en ataque una sociedad letal con Lambert y sobre todo con Lallana, para lograr cada domingo meter el miedo en el cuerpo a las zagas rivales y hacer las delicias de los aficionados saints. Pero la rodilla, ese fallo de Dios, ha vuelto a salir a escena una vez más para lacrar de golpe las aspiraciones de un chico que todavía no estaba siquiera cerca de encontrar su techo y al que solo una lesión podía privar de defender a los Three Lions en Brasil, como manifestaba el propio Schneiderlin el sábado. De momento, pasará bastante tiempo hasta poder volver a verle con un balón entre las piernas, pero en la ciudad del sur de Hampshire confían en que el delantero volverá con más fuerza que nunca para seguir dando alegrías a una afición a la que tiene en el bote desde hace bastante tiempo.
[Sigue toda la actualidad del Southampton en@SotonSphera]
You must be logged in to post a comment Login