La NFL fue la primera liga profesional norteamericana que instauró el Draft, ese proceso de selección de jugadores universitarios para reforzar las plantillas de los equipos. Fue en el año 1936. La NBA implantó el suyo en 1947, justo después de su primer año de existencia. Las dos ligas más viejas de Norteamérica, la MLB y la NHL, no crearon sus Drafts hasta 1965 y 1963, respectivamente.
Previo a la era de los Drafts, los jugadores recién salidos de la universidad eran agentes libres puros y duros: podían negociar y firmar con quien quisieran. Y por lo general estos solían fichar o por los equipos dominantes o por los equipos de los grandes mercados. En el caso de la NFL, los destinos predilectos eran Green Bay, Chicago y Nueva York. Bert Bell, copropietario de los Philadelphia Eagles, presionó a la liga para crear un sistema que permitiese a los equipos pequeños y/o perdedores adquirir a los mejores jugadores universitarios con el fin de equilibrar fuerzas y mejorar la competitividad. Así nació el Player Selection Meeting, el nombre oficial del Draft de la National Football League.
El orden de selección en el Draft de la NFL siempre es inverso a la clasificación de la temporada anterior. En 1935 el peor equipo fueron los Eagles, así que la franquicia de Pensilvania tuvo el honor de estrenar el proceso de selección de jugadores colegiales. La primera ceremonia tuvo lugar precisamente en Filadelfia, concretamente en el lujoso hotel Ritz-Carlton. Allí los Eagles eligieron en el primer puesto global a Jay Berwanger, halfback de la Universidad de Chicago.
Berwanger venía de ser el mejor jugador universitario. Su desempeño fue reconocido con la entrega del primer Trofeo Heisman, el galardón al MVP del football universitario. Era lógico que los Eagles pensasen en él como nueva estrella. Pero draftear a un jugador no garantiza que vaya a jugar para el equipo que lo hace. En un Draft no se ficha a un jugador, sino que se obtienen son los derechos exclusivos de negociar con él. Este puede negarse a firmar si su destino no le convence. Ahora hay escalas salariales predefinidas en función del puesto de selección y las cantidades son lo suficientemente buenas como para que el equipo al que se llegue sea lo de menos, pero en los años treinta no era así.
Una vez drafteado, Berwanger y los Philadelphia Eagles tenían que a negociar las cifras del contrato. Primero el HB pospuso las negociaciones para mantener su estatus de amateur de cara a poder participar en los Juegos Olímpicos de Berlín si se clasificaba. No lo hizo y fue entonces cuando puso sus condiciones sobre la mesa: mil dólares por partido. Hoy esa cifra suena irrisoria, pero de aquella el salario medio por encuentro estaba entre los cincuenta y los cien dólares.
Viendo que firmar a Berwanger iba a ser imposible, los Eagles traspasaron sus derechos a los Chicago Bears. La reunión con el legendario George Halas fue breve y tampoco llegó a buen puerto. “Me preguntó cuánto quería. Le dije que 25.000 dólares por dos años garantizados. Nos dimos la mano, nos dijimos adiós y fuimos amigos desde entonces”, declaró Berwanger en una entrevista en The New York Times años más tarde.
Jay Berwanger nunca jugó un partido en la NFL. Fallidas las negociaciones con Eagles y Bears, entró a trabajar en el departamento de ventas de una compañía de caucho. Fue instructor de vuelo durante la Segunda Guerra Mundial y tras la contienda fundó su propia empresa. Falleció el 26 de junio de 2002 a consecuencia de un cáncer de pulmón. Nunca declaró arrepentirse de no haber jugado al football profesional. “Yo había estudiado empresariales. […] Me dije a mi mismo que tenía que empezar en los negocios algún día y cuanto primero, mejor”, afirmó al Chicago Tribune en 1961. A principios de los noventa vendió su negocio de piezas de caucho cuando este generaba unos treinta millones de dólares anuales. Como para arrepentirse.
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