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Aunque solo uno fuera


«El cáncer puede matarte una vez, pero no todos los días». Sir Michael Robinson.

Ha fallecido Pau Donés, cantante de ‘Jarabe de Palo’. Llevaba mucho tiempo luchando contra el cáncer y la enfermedad se lo ha llevado por delante a los 53 años. Luchó con naturalidad y entereza, pero ya sabemos todos como se las gasta el villano. Ni mide ni pondera, solo destroza. Que no te engañen, sigue siendo el cáncer la principal pandemia.

Donés siempre será recordado por ‘La Flaca’, célebre oda al amor imposible y canción de verano de 1996 que acabaría marcando a toda una generación. En esa canción, él se lamenta y atormenta profundamente por no haber podido besar a una bella mulata de La Habana de la que se enamoró perdidamente. Seguramente, el catalán besó a mucha gente, pero no a ‘la Flaca’, y eso lo dejó marcado hasta el punto de dedicarle una canción atemporal a semejante quebranto. Muy pocos saben que Pau Donés perdió a su madre cuando él solo tenía 16 años. No fue una muerte por enfermedad o por accidente. Su madre dijo basta y se suicidó. “Eso me enseñó a amar la vida a tope”, reconocía hace unos años en una entrevista.

El ser humano es inconformista y ambicioso por naturaleza, no es una opinión, es un hecho. Lo somos desde niños y es algo que se ceba y se alimenta, de forma lenta pero constante, en la propia familia, en el colegio, en la la sociedad e incluso desde Netflix (series como ‘Breaking Bad’ o ‘Better Call Saul’ ilustran bien lo que quiero trasladar). El inconformismo muchas veces es concebido como un valor positivo y necesario para prosperar en una sociedad competitiva, para ello se edulcora semánticamente y se viste como ‘ambición’. No niego que lo sea, pero llevado a ciertos límites, te puede joder la vida.

Los deportistas -somos una web de deportes- no escapan a ello, y seguramente sean uno de los gremios más inconformistas que existen. De hecho, el adjetivo ‘ambicioso’ vinculado a un deportista de élite siempre va asociado como un valor positivo. Los grandes iconos del deporte mundial (Muhammad Ali, Tom Brady, Nadia Comaneci, Steffi Graf, Michael Jordan, Ayrton Senna, Valentino Rossi, Michael Schumacher, Rafa Nadal, etc…) fueron y son ambiciosos, perfeccionistas e inconformistas. El caso es que al deportista siempre se le exige más por la exposición mediática a la que está sometido. Supongo que es la letra pequeña del contrato de la fama. De hecho, es su propia autoexigencia y el temor al fracaso, lo que puede llegar a límites peligrosos tanto a nivel emocional como mental. El caso de Robert Enke así lo evidencia.

Todo deportista amateur ambicionó en algún momento ser profesional, un profesional solo piensa en mejorar y ganar. Una vez gana, necesita ser el mejor de su grupo, de su comunidad, de su país. Y esa minoría de elegidos que lo logran, al final solo piensan en ser el mejor del mundo. Es una ambición lícita en una carrera contrarreloj, y es que los años de plenitud física de un profesional del deporte son como los yogures, tienen fecha de caducidad, aunque algunos la estiren.

Ocurre en deportes individuales pero también en los de equipo. Un gran defensa seguramente se llegue a frustrar por no poder meter un gol. Al delantero goleador le encantaría participar más en el juego. El centrocampista técnico desearía aumentar sus cifras de goles. El pívot envidia la velocidad de manos del base y el base piensa en que bonito sería capturar 12 rebotes por partido. Y así, al final, resulta que todos anhelan lo que no tienen. Da igual los besos que tengan en su día a día, todos buscan besar a su particular ‘mulata de La Habana’. Aplícalo al deporte, aplícalo a la vida, aplícalo a tu vida.

Cuando tenía 15 años quería estudiar Derecho. Cuando ingresé en la Facultad y me sacaba la carrera quería ser abogado, cuando trabajaba de abogado quería ganar dinero y cuando gané dinero quería formar una familia – a poder ser con una mujer muy guapa -, todo un reto para un tipo del montón de 1.71. Cuando me casé con una italo-venezolana preciosa y nació mi hija, me di cuenta que la abogacía era solo un modo de vida que no me llenaba ni me hacía feliz. Así que dejé trece años como abogado para dedicarme 100% al medio deportivo que años antes habíamos fundado mi mujer y yo con gran ilusión.

Ahora, con casi 40 años, me gano la vida -peor que antes- con lo que me apasiona y tengo una familia maravillosa. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, a menudo miro para atrás y pienso que no he hecho prácticamente nada y tengo todo por hacer. Y no lo digo porque me falte escribir un libro -hoy ya lo escribe cualquier mediocre- o plantar un árbol. Lo digo por ese mantra social que obliga por inercia a buscar más y avanzar de nivel, como si detenerse un momento a contemplar lo logrado fuera un sinónimo de debilidad.

Repito, el inconformismo te puede joder la vida. Y es que el ambicionar más implica por mera estadística que no siempre lo vas a conseguir. Eso puede derivar en frustración primero y depresión después. Temas muy sensibles si no se detectan y cortan a tiempo. Ocurre en el deporte, ocurre en la vida. Somos tan estúpidos que lo que no tenemos siempre nos parece mejor. Error. La tendencia a querer lo que no se tiene es tóxica y te puede abocar a un punto de no retorno. Todos conocemos casos cercanos. La importancia de valorar lo que uno tiene o ha logrado está infravalorada en una sociedad que siempre demanda más y mejor. Y es que hay sueños que hay que abrazar, sí, pero otros muchos hay que temerlos porque la ilusión se disfraza de motor o puñal indistintamente.

Pau Donés se nos marcha dejando un legado musical realmente impresionante. Recorrió España y Latinoamérica haciendo lo que le apasionaba, cosechó dinero y éxitos y su figura será valorada y loada dentro del panorama musical español durante años. Sin embargo, allí arriba -mientras abraza a su madre-, me lo imagino dándole vueltas a qué pudo salir mal para no conseguir un beso de ‘La Flaca’. Aunque solo uno fuera*.

Descanse en paz.





*’La frase ‘Aunque solo uno fuera’ se repite 18 veces en la canción ‘La Flaca’.

Papá de Miranda. Orgulloso hijo de gallego y asturiana. Dejé 13 años como abogado por fundar y dirigir Sphera Sports, con lo que ello supone. Asumo las consecuencias. Hice 'mili' en Pisa y en Bristol. Me gustan las orcas, los países escandinavos y un gol en el 90'.

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