Milner se está convirtiendo en uno de los principales apagafuegos de Manuel Pellegrini en una irregular y complicada temporada en el Manchester City. Los Citizens siguen en una acentuada racha de irregularidad que les está marcando notablemente en sus objetivos deportivos.
Tras visitar Stamford Bridge en el gran partido esperado frente al Chelsea y empatar 1-1 muchos afirmaban que las opciones ligueras del conjunto de Manchester, pese a no haber variaciones, quedaban un poco más lejos. Era la cita esperada, el momento justo para un dar un golpe en la mesa. Pero las esperanzas locales debían seguir adelante. El torneo inglés mantenía su continuidad y sólo podrían sumar de tres en tres esperando que el líder se deje puntos en el camino.
Pero fue peor. El Hull City visitaba la zona azul de Manchester, visitaba el Etihad Stadium en un duelo que, en la previa, colocaba a los pupilos de Pellegrini como claros favoritos a llevarse la victoria. Sin embargo, sorpresa, decepción, casi lágrimas. Los Tigers les quitaban puntos, finalmente rascando un empate, pero yendo por delante del marcador durante muchos minutos. Finalmente, el héroe secundario al rescate para empatar y hacer menores los daños.
James Milner, el infravalorado, el actor secundario, el que trabaja en silencio a diario y se marcha a casa. Un líder del vestuario. A sus 29 años está viviendo una de sus mejores temporadas en el apartado deportivo. Su trabajo incansable, su profesionalidad, le han convertido en un símbolo del club, partiendo como líder en muchos actos institucionales, y aceptando su rol dentro de la plantilla.
Frente al Hull salvaría puntos, de nuevo, como ocurría hace unas semanas en FA Cup, frente al Sheffield Wednesday. Milner es una de las piezas claves para el técnico chileno, pero no adquiere el peso mediático de otros como Nasri, como Silva. A nivel europeo se conoce su papel, su relevancia, pero parte siempre del segundo escalón que muchos le otorgan.
No hay encuentro en el que no deje detalles técnicos, tácticos, ya sea marcando, ya sea asistiendo, o simplemente trabajando como pocos para tapar errores, para aportar su granito de arena. Un profesional que vive en la sombra, que hace ese trabajo tan silencioso del obrero bajo tierra. Está ahí, y sus 21 partidos en Premier League disputados son una de las grandes bazas para demostrar que se confía en él.
Sin embargo, continua a diario, mantiene su nivel, mejor o peor de cara a la galería, pero sigue firmando encuentros dignos de elogio, de palmadita en la espalda. No es el jugador más determinante, ni siquiera el que más fotos se hace con los aficionados. Tampoco es el que más cobra, ni el que más seguidores en redes sociales tiene a su favor. Se trata de un profesional, sin más, para bien o para mal. Se trata de un jugador que cumple y cubre ese abanico que todo técnico desea.
Milner volvió a aparecer para los suyos, cuando el crepúsculo ya estaba instalado en el horizonte de Manchester. Esta vez marcando, salvando un punto por pobre que pueda saber a los aficionados del Manchester City. No viven la mejor de las temporadas en el Etihad, pese a ser segundos en la tabla clasificatoria, pero la distancia frente al líder Chelsea es cada vez mayor, ahora instalada en los 7 puntos, y muchos dan ya el título por perdido.
Sin FA Cup, con una distancia considerable en Premier League y ante una eliminatoria de altos vuelos frente al FC Barcelona en Champions League. Los fans locales no sonríen como quisieran, como pensaban hace meses en sus vacaciones estivales, pero cuentan con Milner, un jugador sincero, profesional, que defiende sus colores, los que ellos aman, como pocos.