Jaén
existe y se hizo notar. ‘Jaén
nunca se rinde’,
coreó la grada. No iba a ser menos en una cita que, por histórica, no quedó. Ya
no solo porque la Copa de España de Fútbol Sala se celebrara, por primera vez,
en un abarrotado WiZink Center donde se colgó el cartel de ‘No hay entradas’. Jaén Paraíso Interior volvió a demostrar que lo
suyo corre intravenoso. Que su corazón late más que nunca en grandes plazas.
Que a ganar, quieren. Ya pueden tener enfrente al mismísimo rey de reyes,
Movistar Inter, en la máxima competición nacional del Fútbol Sala español (diez
títulos).
Los
pupilos de Dani Rodríguez son ese equipo que tiene y que sigue creando afición.
Pero no solo para llevar sus colores. También para engalanar una capital
vestida de Fútbol Sala, de los pies a la cabeza, que fue testigo de esas noches
para el recuerdo. Porque, cuando una zaga se deja el alma y es envalentonada
por miles de gargantas, es capaz de cualquier cosa: hasta de remontar.
Dos
Copas de España lucen hoy en sus vitrinas. Aquella de 2015 les puso en el
panorama del Fútbol Sala nacional. No les valió con ganar al F.C. Barcelona
Lassa en la final de Ciudad Real. En el viejo Palacio de los Deportes apearon
al vigente campeón, Movistar Inter, cuya victoria hubiera supuesto un récord de
tres entorchados seguidos.
Del
nerviosismo ante Plásticos Romero Cartagena, el pasado viernes en cuartos, a la
resolución magnífica, en los dos últimos minutos de contienda, ante Ríos
Renovables Zaragoza para acceder a la final. Ya, después, el desenlace lo
conocen. En la prórroga, ante Inter, Chino, MVP del torneo, anotó el definitivo
3-4, desde su campo, cuando los torrejoneros estaban con portero-jugador a 1:01
para la conclusión.
Un
duelo que llegó a estar 3-1 favorable para los de Jesús Velasco pero que se
convirtió, finalmente, en una remontada épica para un equipo que, desde
siempre, ha sentido la pasión por este deporte pese a haber estado 14 años
lejos de la máxima categoría del Fútbol Sala español.
Aún se
recuerdan los años del Oliva Secavi, campeón de Europa, allá por los viejos
1990. Ahora este Olivo mecánico, que
regresó a Primera en la temporada 2013/2014, pone en marcha sus engranajes
cuando más lo necesita y gana. ¡Vaya si gana!
Dani
Martín y Chino lideraron el triunfo de un Jaén al que ya todos temen en una
lucha por el trofeo. Los andaluces tienen, en su poder, el mando para sumar
otro. Si vencen a Ríos Renovables Zaragoza en la vuelta de la semifinal de Copa
del Rey estarán, de nuevo, frente a lo inefable: otra final por una corona. Ya
le espera allí el F.C. Barcelona Lassa.
Porque
la sensación es esa: lo inefable. Lo confirmaba Burrito ante los medios: “No
hay palabras para describir esto”. «Este equipo, aunque vaya con el
resultado adverso, no se rinde”, decía el propio Chino. “Una, vale. ¿Dos?”, se
preguntaba Dani Martín. Las lágrimas de Bingyoba, abrazado a su padre en la
grada, concluido el choque, describían todo. La emoción colmó Madrid. El agua,
el vestuario andaluz.
No se salvó ni el apuntador. Hasta los
encorbatados acabaron con el traje empapado. Colleja, va. Colleja, viene.
Saltos abrazados unos a otros. Carreras con la Copa en la mano. Y, entre tanto,
gritos de ‘Campeones,
campeones, oe oe oe’. A
fiesta, no hay quien les gane. Sobre el parqué del WiZink Center, tampoco.
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