¿Por qué tenemos que temer a Italia? ¿Por qué anclarnos en el negativismo histórico? A veces, ese pesimismo tan español que nos atormentó años y años haciéndonos creer que nunca podríamos superar los cuartos de final parece no estar curado del todo. Todo el trabajo para subsanar tan cruel enfermedad que nos expulsara tristemente de Corea y Japón 02’ o de Francia 06’ iniciado por el más sabio de todos, Luis Aragonés, y perfectamente continuado por Vicente del Bosque nos da alguna réplica.
De Luis aprendimos que no somos inferiores a nadie, es más, que somos los mejores; los que mejor juego practican y que, en ocasiones, el dios del fútbol tantas veces invocado por Andrés Iniesta -véase Stamford Bridge y Johannesburgo- es justo y le concede la victoria a quien lo busca de la forma más ortodoxa. Ese es el primer motivo para creer, perdón, para convencernos de que vamos a ganar a Italia este lunes. Porque somos mejores y porque esto es fútbol, y a esto nadie juega mejor en Europa.
Porque hemos eliminado a los italianos en las tres últimas ocasiones que nos hemos enfrentado (en fase de eliminatorias, se entiende, en la fase de grupos de la EURO 2012 empatamos). Porque la más cruel de las derrotas parecía estar destinada a nuestra selección en aquella fatídica tanda de penaltis en Viena. Era junio de 2008, España había hecho uno de los mejores encuentros nunca recordados pero todo se tenía que decidir en la lotería de los penaltis. El desenlace más fortuito de todos, en cuartos, y cuando parecía que la fortuna no era ni pretendía ser nunca nuestra amiga. Todo iba rodado con el primer fallo de Italia pero en el cuarto penalti con todo aprentemente ganado, por fin, Dani Güiza falló y le dejó el empate en bandeja a Di Natale, un goleador insaciable, un especialista en penas máximas. Pero Iker Casillas convenció a la diosa del azar para que se pusiera de nuestro lado y detuvo aquel lanzamiento. El posterior de Cesc Fàbregas y el final de aquella Eurocopa ya lo conocen, un cuento de hadas.
El destino quiso que nos encontrásemos de nuevo con los guerreros transalpinos en la final de la Eurocopa de 2012 en Kiev. España no llegaba en su mejor momento y tuvo que sufrir para derrotar a Portugal en semifinales. Italia, sorprendentemente, derrotó con claridad a Alemania con un colosal Mario Balotelli. En el momento más difícil emergió Xavi Hernández. A lo mejor el de Tarrasa recordó aquella famosa frase de Luis Aragonés en la EURO 08’ que cambió la historia del fútbol español: “Usted manda, que me critiquen a mí”. Y el ‘8’ de España tomó la pelota para conducir a los nuestros en una de las mayores exhibiciones recordadas en el fútbol europeo. Y en una final. El gafe se rompió definitivamente. El país que históricamente ha presumido de suerte y de no necesitar buen juego para ganar, Italia, sucumbió ante el imperio del tiki-taka.
El hado futbolístico tenía reservada una última prueba para certificar la erradicación definitiva de la afección que tanto nos hizo llorar en el pasado. Una nueva tanda de penaltis, otra vez Italia y de nuevo España demostró que las cosas han cambiado. Fue en la Copa Confederaciones 2013 y la final alcanzada tras dicha tanda no fue el mejor de los desenlaces por culpa de Neymar Júnior pero sirvió para enseñar que el miedo ha cambiado de bando. Ahora es Italia quien nos teme a nosotros. Ya no más Tasottis, Arconadas o Al-Gandours. Somos un país ganador. Hemos hecho historia, lo que nadie había conseguido jamás -EURO-Mundial-EURO- y queremos seguir haciéndolo. Italia, prepárate, ya no tenemos miedo.
1994. Tanos, Cantabria. Estudiante de periodismo. @SpheraSports y @FCBsphera “Esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”.