Joel SIERRA – Con Costa Rica como competidor insólito por el liderato del grupo D, Inglaterra e Italia saltaron al césped del Arena da Amazônia con la obligación de ganar o de, al menos, no perder para no complicarse en demasía sus respectivas existencias. Las probaturas perdían su vigencia, los experimentos fallidos pasaban de manchones corregibles a cartuchos de dinamita preparados para la detonación. El baile daba por fin comienzo y era de etiqueta.
Con las ausencias forzosas de De Sciglio y la de última hora del ‘capitano’ Buffon, Italia apostó de inicio por el mismo esquema con el que empató de forma casi ignominiosa ante la débil Luxemburgo en el último amistoso oficial. Pese a ello, la misión era clara: dominar y poblar la medular. Por su parte, los ‘pross’ empezaban la partida con el cuatro de espadas, es decir, con Welbeck, Rooney, Sterling y Sturridge encargados de portar en la línea de ataque cada una de las dagas de la carta jugada por Hodgson. Una contrapropuesta intrépida.
Los estilos enfrentados estaban definidos, sus diferencias también y el atractivo del choque era innegable. Pese al toque transalpino, fue Inglaterra la que antes marcó territorio con sendos disparos lejanos. Primero Sterling, cuyo chut se fue a escasos centímetros de la escuadra, y al instante Henderson, obligando a Sirigu a intervenir.
No hubo daños y los azzurri se hicieron dueños de la propuesta de su técnico, cogieron poso y con maese Pirlo al frente de la comandancia, Italia se asentó, encontró oxígeno en el coraje de Darmian y la voluntad de Chiellini y los interiores empezaron a fluir hacia el área inglesa. Había aparecido la quintaesencia que Prandelli llevaba buscando durante meses.
Candreva empezó a hacer trabajar a Joe Hart pero entre el despliegue del ‘laziale’ y los pases ingrávidos de Pirlo, a punto estuvo de llegar el 1-0 inglés en el 24’. Autopase de Welbeck, que dejó en evidencia a un desdibujado Paletta, y centro medido para Sturridge que solo el desvío decisivo de Barzagli de cabeza evitó el tanto.
Inglaterra había encontrado un socavón en el defensor el Parma y con espacios hacía sangre pero al abrir los ojos, Hart estaba sacando el balón de las redes. Jugada de tiralíneas desde el córner, Pirlo –que hace jugar aun cuando ni siquiera toca la pelota- la deja pasar y detrás, como quien espera sabiendo que el balón le va a llegar sí o sí, Marchisio -en el 35’- soltó un zarpazo que culminaba una jugada de una belleza casi exótica.
Italia encarrilaba el encuentro y, de repente, otra vuelta de tuerca idéntica. Apenas dos minutos más tarde, transición fugaz entre un inmenso Sterling y un Rooney hasta entonces ausente y remate certero a las redes de Sturridge tras el regalo del jugador del United. Los pronósticos se confirmaban: teníamos partidazo. Una delicatesen de Balotelli en forma de intento de vaselina y el enésimo disparo de Candreva, esta vez al poste, culminaban una primera mitad de fútbol puro y descomunal, digna de ser conservada a buen recaudo en la videoteca de los Mundiales.
Hodgson pareció entender que su equipo necesitaba acumular un poco más de posesión para ejercer mayor control sobre el choque pero, a los cinco minutos de la reanudación, un Candreva con el don de la ubicuidad exacerbado colocó un balón de oro en el segundo palo con un destino prefijado: la cresta de Balotelli. Y el marcador, pese a las numerosas oportunidades, ya no se movió del 1-2.
Prandelli optó por sacrificar a Verratti para dar entrada a Motta y potenciar la contención. Inglaterra trataba de buscar el empate con un ritmo alto pero basado en el desborde en formato individual. Ni siquiera con Barkley y Wilshere sobre el terreno de juego, con una mentalidad atrevida y con asunción de riesgos, la selección de los Three Lions encontró pausa ni mecanismos conductores hacia el gol.
Rooney, Barkley, Johnson y Baines de falta, tuvieron opciones durante la segunda parte pero las ejecuciones seguían siendo lejanas y la efectividad escasa. Italia había pasado de la trinchera a la madriguera y, en la última media hora, solo salió de ella a ráfagas cautelosas.
Los hombres de Prandelli han afinado y plasmado el estilo que pretende el técnico de Orzinuovi pero el partido terminó con un clásico: diez italianos defendiendo con éxito hasta el final un resultado positivo. Y con un pintor llamado Andrea que aun tuvo tiempo en el 94’ para lanzar un libre directo marca de la casa que acabó estrellado en el larguero.
Inglaterra se complica pese al buen nivel general mostrado durante los 90 minutos y una derrota contra Uruguay en la próxima jornada podría dejarle fuera a las primeras de cambio. Italia, por el contrario, ha despertado y lo ha hecho con el ideario por fin nítido. L’Italia s’è desta. Sí. Y lo ha hecho ante un rival poderoso como pocos y en el marco de una oda al fútbol escrita a dos manos. Para la Azzurra, los octavos están más cerca.
FICHA TÉCNICA
.:: Estadio: Arena da Amazônia (Manaus), 39.800 espectadores
.:: Árbitro: Björn Kuipers [NED]
.::INGLATERRA
Hart (5); Johnson (6), Jagielka (6), Cahill (6), Baines (6); Henderson (5), Gerrard (6); Welbeck (7), Rooney (6), Sterling (8); Sturridge (7).
Suplentes: Barkley (6), Wilshere (5), Lallana (5).
.::ITALIA
Sirigu (7); Darmian (7), Barzagli (7), Paletta (4), Chiellini (6); De Rossi (7), Verratti (6), Pirlo (8); Candreva (8), Marchisio (7); Balotelli (6).
Suplentes: Motta (6), Parolo (5), Immobile (5).
MVP según FIFA (jugador @Sportium): BALOTELLI
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