El fútbol invita a soñar. Una herramienta poderosa para esconder tristezas y aunar esperanzas. Anhelos cubiertos de ambición y aspiración.
Islandia, país de 331.000 habitantes, ha logrado alcanzar la máxima esperanza de su afición.
Fue en su hogar, frente a Kosovo, donde materializó lo que antes fue un imposible: su primer billete con destino a un Mundial.
Islandia ya fue una de las protagonistas en la Eurocopa 2016, cuando decidió no aceptar el cartel de Cenicienta y se uniformó con el traje de vikingo.
Los ‘víkingar’ consiguieron llegar a cuartos de final frente a Francia, donde terminaría su fútbol y se recordaría su hazaña.
Heimir Hallgrímsson, el técnico que dirige a Islandia, es dentista fuera del terreno de juego y héroe dentro de él.
La constancia y la convicción ha llevado a Islandia a ser primera de grupo. Las importantes bajas que han atacado a la Selección no han sido suficientes para frenar a un colectivo afincado en la evolución de su gesta.
Siete victorias, dos derrotas y un empate resumen la fase de grupos que lidera y que ha dejado a Crocia en la repesca.
Islandia se ha convertido en el país más pequeño que logra la participación en un Mundial. La historia de fútbol del país nórdico ya tiene un capítulo relevante en su cronología, que merecerá pausa y detalles para ser contada como merece.
Frente a la gran industria del fútbol, siempre nos quedará Islandia. Sus sueños ahora avanzan hacia Rusia. Cumplirlos en otro lugar, sentirlos en su mismo corazón. A través del fútbol, el refugio donde se escudan las esperanzas, y algunos deseos, terminan por cumplirse.
You must be logged in to post a comment Login