I'm back

Tres palabras. Lo difícil es hacerlo fácil. Corto y sencillo. A día de hoy,
la nota de prensa que anunciaba la vuelta de Michael Jordan a las canchas de
baloncesto en 1995 sigue siendo la más corta y la de mayor impacto de un solo
deportista. Lo hizo por fax. Hoy
probablemente sería un tuit.

Los elegidos de la historia del deporte pueden permitirse este tipo de
licencias, que para cualquier otro serían signos de una prepotencia que
empequeñecería sus figuras. Federer está
de vuelta como nuevo número 1 de la ATP.

Roger tenía el reloj parado en el 302. 302 semanas como número 1. Como buen
maestro relojero, y con el tiempo parado desde Octubre de 2012, Federer ha vuelto a darle cuerda a su reloj
biológico para convertirse en el Benjamin Button de la historia moderna;
camino de los 37 años, que los cumplirá en Agosto, el suizo es el tenista más
veterano en alcanzar la cima.

¿Pero qué es la cima para alguien
que ha levantado 20 torneos de Grand Slam? ¿Qué es el summum para un tenista que ha ganado 3 Grand Slam en 13 meses? ¿Existe
algún tipo de techo para alguien así?

Jordan jugó de 1984 a 1993. Hubo un parón de dos años. Volvió. Volvió para volver a ganar. Se recicló, se reinventó y ganó. 3
anillos más, y de forma consecutiva (first
and second three peat). Federer estuvo de 2013 a 2016 sin ganar un solo
grande, y no jugó ni un solo partido durante los últimos seis meses de 2016.

Volvió. Ganó en Australia, en Enero de 2017, en uno de los mejores retornos
deportivos del siglo XXI, volvió a hacer
de Wimbledon su jardín privado y en Australia repitió hace apenas 3 semanas.

He’s back. Como los elegidos. Como Jordan, que siempre elige el de 1996 (su
retorno al baloncesto tras probar con el béisbol) como su anillo favorito.
Nacidos para ser leyenda.