Athletic Club, FC Barcelona, Real Madrid y, con el permiso de todos ustedes, el RCD Mallorca. En Arabia Saudí se frotan las manos por volver a ver a los gigantes del fútbol español. El equipo bermellón puede resultarles un perfecto desconocido, puesto que debutará en el actual formato de la competición en la presente edición. A quien seguro conocen es a Jagoba Arrasate, que ya se coló en la última ocasión dirigiendo a Osasuna. Ahora, con las llaves del barco balear, remará y buscará el rumbo para dar la sorpresa ante los tres conjuntos que se han repartido el trofeo en los últimos nueve años.
Al conjunto bermellón le toca enfrentarse con el vigente campeón, que llega a la península arábiga con el liderato debajo del brazo. La tranquilidad y las sensaciones del equipo blanco son evidentes; que arrastra sus maletas sin que le tiemble ni un pelo. Trajeado, engominado y perfumado. Arrasate ya se ha puesto el mono de trabajo y huele a sudor. No es casualidad que marchen sextos en la tabla de la Liga. Ha hecho borrón y cuenta nueva ante el último episodio en Pontevedra. Está dispuesto a darle todo el valor a lo logrado por Javier Aguirre en la pasada temporada. Ya saben, corrillo celebrando una tanda de penaltis, un whiskito y a dormir. Que ese carisma no resulte gratuito.
El Mallorca buscará el quinto trofeo de sus vitrinas y su segunda Supercopa. Para ubicarnos en tal acontecimiento, debemos remontarnos a la temporada 98-99. Deseosos de repetir la gloria que experimentaron con su último título, la Copa del Rey de 2003, los mallorquinistas llevan 22 años intentando resolver el cubo de Rubik. Muchos no habían nacido entonces, otros tenían dientes de leche o no les había crecido el bigote.
Para estos equipos, donde todo cobra un sentido especial, lograr una corona es mucho más. Una sensación casi indescriptible. No pudo ser la última vez, les dolió el escudo y el corazón. Ahora buscarán de nuevo el tesoro para su isla. Más de 6000 kilómetros de distancia, la afición muy cerca. El fútbol mueve masas y la ilusión mueve montañas. Que nadie se confíe, estos chicos son unos demonios y en el infierno pasa de todo.