Zlatan Ibrahimović está de dulce. El delantero sueco vive sin duda su mejor momento desde que llegara el pasado verano a la disciplina del Manchester United. Un buen estado de forma que ha contribuido notablemente a reconducir la delicada situación que atravesaban los red devils. Ibra ha aterrizado definitivamente en la Premier y comienza a dejar su sello.
Seducido por la llamada de José Mourinho, decidió poner fin a su etapa en el PSG para vivir un nuevo episodio en su dilatada carrera. El escenario, uno de los estadios más emblemáticos de la historia, Old Trafford. La Premier League llamaba a su puerta y se le presentaba como una buena oportunidad para conquistar el título liguero de un nuevo país, antes ya lo había hecho en España, Italia, Francia y Holanda. Se antoja complicado que lo logre este año, pero quién sabe si lo conseguirá en un futuro.
Su carta de presentación en Inglaterra fue inmejorable: gol decisivo en la Comunnity Shield y cuatro tantos en los cuatro primeros encuentros de liga. A partir de ahí, acumuló seis jornadas sin marcar en Premier, lo que suscitó las críticas de la prensa. Decían que estaba ya en el ocaso de su carrera. Aseguraban que sus mejores años de fútbol habían terminado en París y que difícilmente podría rendir bien en el United. Realmente, a él nunca le llegó a importar la opinión de los medios. Si hay algo en lo que no le supera nadie es en autoestima y seguridad en sí mismo.
Zlatan, adaptado a la Premier | Getty
Ahora, Zlatan ya ha alcanzado la velocidad de crucero. Suma 10 dianas en sus últimos nueve partidos y 16 en todas las competiciones (11 en Premier League). Una de las claves de su buen rendimiento ha sido la fe que ha tenido Mourinho en él. Tanto Ibra como Mou sienten una profunda admiración mutua derivada de su etapa en el Inter. El sueco guarda un recuerdo excelente de su andadura en el equipo italiano, donde bajo las órdenes del portugués compitió a un nivel magnífico. Por su parte, el técnico no ha dudado en salir al paso para defender públicamente a su estrella en los momentos más delicados. Y el ariete le ha devuelto esa confianza a base de goles.
Acostumbrado a bajar a recibir para ayudar en la construcción del juego durante su época en el PSG, en el United ha tenido que adaptarse a otra forma de juego. Mourinho le pidió que jugara más cerca de la portería rival, más cerca del gol. Una posición que le ha restado incidencia en la elaboración del fútbol, pero que le ha brindado más presencia en el área. Este año ha conseguido explotar su juego aéreo, anotando muchos de sus goles con la testa. Su peso en el equipo es trascendental. Sin ir más lejos, de no ser por sus tres tantos en las últimas dos jornadas, el United no habría sido capaz de ganar. Goles vitales que han valido puntos.
La aportación del ex del Paris Saint Germain no se reduce a los goles. Su juego de espaldas oxigena al equipo en muchas ocasiones y su depurada técnica le permite regalar asistencias en numerosas ocasiones. El deseo del jugador es continuar la temporada que viene en el fútbol de élite. «Soy como el buen vino, mejoro con los años y puedo jugar hasta los 50», explicaba. El punta se ha metido de lleno en la lucha por el pichichi. Solo le superan Alexis (12) y Diego Costa (13), que ya sienten su aliento. A sus 35 años, Zlatan Ibrahimović continúa haciendo lo que mejor sabe, marcar goles.