Irene Ferreras, hasta la fecha una de las dos únicas mujeres en los banquillos de Primera Iberdrola, ha sido destituida en el Valencia CF. Atendiendo a los números, parece una decisión lógica: el equipo che acumula 11 partidos sin ganar, sumando 4 puntos de los últimos 33. Su última victoria data del 27 de octubre, cuando ganó por 2-0 al UDG Tenerife. Además, las sensaciones en el césped son de todo menos positivas. Y en la enfermería, como en los últimos años, las jugadoras agrandan un historial que produce pánico. Sin embargo, ¿cuánto de culpa tiene la entrenadora madrileña?
El Valencia presumía hace apenas tres temporadas de acabar tercero en la Liga Iberdrola, en una segunda vuelta espectacular liderada por Cristian Toro y una plantilla de tremendo nivel. El cuadro che encajó únicamente 11 goles, dos menos que el Barça y seis menos que el Atlético campeón del torneo por primera vez. Mérito de un bloque con la ya prestigiosa Christiane Endler bajo palos y una pareja de plenas garantías formada por Paula Nicart e Ivana Andrés. Arriba, Banini, Szymanowski, la siempre cumplidora Carol Férez y una Maripaz insaciable. Equipazo, vaya.
En el Antonio Puchades se recuerda esa campaña, la 16-17, con cierta nostalgia. La marcha de Toro fue un palo muy duro: el argentino rescató al equipo de las catacumbas de la clasificación antes de firmar la mejor campaña de la historia del club. Desde entonces, la salida de jugadoras clave ha sido una tónica constante: Yanara Aedo, Endler, Claudia Zornoza, Joyce, Szymanowski, Banini, Ivana Andrés, Jucinara… una fuga de talentos que ha mermado la plantilla en los últimos años, con sus consecuencias: El Valencia bajó primero hasta la quinta posición y encajó casi el triple de tantos respecto a la temporada anterior. Un año después descendía hasta la octava plaza, con solo 35 puntos en el casillero (15 más que en la 17-18). En la actual, con solo 15 puntos, ya estaría en puestos de descenso de no ser por Betis y Espanyol, que firman los peores números de su historia en la máxima categoría.
Desde la salida de Cristian Toro hasta la de Irene Ferreras han pasado cinco entrenadores por el banquillo valencianista, que serán seis con el nuevo nombramiento. Seis en menos de tres años. La falta de estabilidad no ayuda a que las jugadoras adopten un plan de trabajo inalterable, ni que se pueda pensar en un proyecto a largo plazo. Tampoco ayuda el hecho de que otros clubes hayan decidido apostar firmemente por la sección femenina y que el Valencia no lo haya hecho de la misma forma, dejando salir a jugadoras con mayores pretensiones y buscando más oportunidades de mercado que futbolistas con rendimiento inmediato. El Levante es el ejemplo más claro y cercano: desde hace dos temporadas ficha jugadoras consolidadas en el panorama nacional o internacional, dando el salto definitivo que se le pide al propio Valencia. No es raro, por tanto, que ex valencianistas como Banini, Jucinara o Ivana Andrés (la mismísima capitana) decidieran pasarse al bando granota. Hoy el Levante marcha tercero en la Liga y tiene claras aspiraciones de arrebatarle la segunda plaza al Atlético, optando así a disputar la Champions la próxima campaña.
Así pues, la planificación deportiva de este curso ha dejado mucho que desear. Sandra Hernández y Maripaz, jugadoras más importantes de la plantilla, no cuentan con sustitutas de garantías. La portería, antes una de sus mayores virtudes, ha perdido a su portera titular en los últimos tiempos (en enero fue despedida Jennifer Vreugdenhil) y no se ha fichado un recambio (María Pi y Enith Salon se disputan la titularidad). Y si bien jugadoras como Bea Beltrán o Viola Calligaris están respondiendo, no tanto otros fichajes como Flor Bonsegundo o Cara Curtin, además de la escasa participación de jóvenes promesas como Asun Martínez o María Jiménez.
Tampoco es normal que el Valencia acumule tantas bajas y lesiones de gravedad en los últimos años. Mandy, Marta Carro, Nicart, Alejandra Serrano… además de otras muchas lesiones musculares que han sufrido distintas jugadoras. Para el partido ante el EDF Logroño llegó a contar con hasta diez ausencias por lesión. Un serio problema que el club debería revisar y que preocupa desde hace mucho.
Falta de estabilidad, pésima planificación deportiva, incapacidad de apostar con fuerza por la sección femenina, lesiones constantes… el club tiene muchos frentes abiertos y pocos tienen que ver con la labor de una Irene Ferreras que se ha dejado el alma a base de un trabajo colosal que ya dio sus frutos en el Rayo (de candidato a descenso con una plantilla de perfil bajo a salvarse con más facilidad de lo esperado). Es más fácil, por supuesto, destituir a Irene. Pero descienda o no el Valencia (sería un drama), no hay duda de que necesita una revolución.
Foto: @VCF_Femenino
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