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Hummels, Vicari, Neuville y sus botas agujereadas... ¿Moda o comodidad?

Mats Hummels saltó al que fuera su antiguo estadio, el Signal Iduna Park, con las dos botas tremendamente agujereadas. No se le rompieron fruto de una entrada, de un mal golpe o de un pisotón, salió así ya del vestuario a conciencia. Las marcas deportivas se dejan un pastizal al año en innovar modelos a la última para hacer las delicias de los jugadores que las portan, que no son sino el mejor escaparate para luego expandir su marca por todo el fútbol amateur, dispuesto a pagar por el simple hecho de que esas botas son las armas que utilizan sus jugadores favoritos.

Son las compañías deportivas las que, además, tienen que desembolsar ingentes cantidades de dinero para atraer a los propios deportistas, que tienen su agenda repleta de agentes y representantes que cada año les ofrecen las últimas delicias del mercado. Botas que están valoradas en más de 150 euros y que no son otra cosa que la gama alta de las réplicas que luego utilizarán los futbolistas de domingo.

Adidas y Nike, las dominadoras del mercado, renuevan su catálogo con precisión milimétrica. Repiten modelos del pasado, introducen zapatillas con calcetín, juegan con la disposición de los tacos… Pero ni por esas. Mats Hummels saltó al estadio del Borussia Dortmund con la puntera de sus Adidas Ace 17.1 rotas por comodidad. «Tengo dolor en los dedos. Las botas me aprietan mucho y el objetivo era no sentir presión», señalaba el zaguero al término del partido, que lógicamente había sido el centro de las miradas, y de preguntas. Lo lógico era que se le hubieran roto durante el encuentro, por mucho que la probabilidad de romper las dos botas en un mismo duelo por el mismo sitio sea ínfima, y las redes sociales eran un hervidero de usuarios que no entendían cómo no había cambiado las botas en cualquier momento del duelo.

«Tal vez he creado un modelo para el futuro», completaba el alemán, en tono irónico. Pero no se imaginaba Hummels que pronto le iban a salir imitadores. Y es que desde la Liga Italiana, en el SPAL 2103, el central Francesco Vicari tomó nota de lo que había hecho su homólogo y repitió la jugada, aunque lo del azzurro fue más bizarro y se agujereó la parte trasera, dejando ambos talones al aire.

El peligro de cualquier impacto sobre las zonas de contacto es peligrosísimo. Un pisotón o una patada en las zonas descubiertas podría provocar lesiones superficiales molestas. Algo que bien sabe el defensa del Chelsea Antonio Rüdiger. Sus botas se rompieron durante el partido ante el Swansea de manera fortuita e inusual, por el simple fallo de un par de la marca Nike. Curiosamente, el agujero de su bota coincide en posición con el que había hecho Hummels a las suyas de manera voluntaria. El del Chelsea, ante el Swansea, acabó con los dedos ensangrentados y con rozaduras molestas.

Pero esta nueva moda, que parece estar extendiéndose este mismo 2017, tiene su origen en el 2002, a principio de siglo, también en Alemania. Oliver Neuville, el menudo punta teutón de la Mannschaft, lo hizo durante el tramo final de la temporada 2001-2002 y, ciertamente, coincidió con el mejor fútbol de su vida. Oliver Neuville se rompió el dedo pequeño del pie derecho durante un entrenamiento. Pero el equipo no podía prescindir de su delantero centro estrella con la campaña que estaba haciendo. Por eso, como invento, el alemán se rajó la parte exterior de su bota. El primer día que jugó así, marcó.

Y pese a que Rudi Völler le había asegurado ser el delantero titular de Alemania en el Mundial 2002, la proximidad de este y que una lesión menor le podía dejar fuera, Neuville decidió no parar, seguir jugando con un dedo fracturado y una bota rota y luchar por todo. Fue un año fatídico para él, pues se quedó a las puertas de todo. Perdió la final de la Champions League contra el Real Madrid, La Bundesliga se la quedó el Borussia Dortmund con solo un punto de ventaja sobre ellos y en el Mundial, Alemania clavó la rodilla en la final ante Brasil.

A la cita mundialista llegó casi recuperado de su dolencia y, pese a que el seleccionador le había confirmado que iba a ser titular, el hecho de llegar con dos semanas de retraso a la concentración teutona por la disputa de la final de la Champions hizo que Völler le sacara del once titular en toda la fase de grupos. Pero pese a estar casi recuperado de su lesión, Neuville siguió jugando con la bota derecha rajada. Una hábito que se le quedó para el resto de sus días y que si bien no utilizó en cada uno de los pares que vistió, si fue habitual en él en muchos duelos.

 

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