Hubo un día en que Grimaldo parecía que iba a ser el futuro lateral izquierdo titular del Barça. Mimbres no le faltaban, pero las oportunidades eran escasas, por no decir nulas. Así es difícil mostrar tu potencial. Consciente de cuál era la situación, decidió emigrar y probar suerte en Portugal y, en concreto, en un club del calibre del Benfica. ¿El objetivo? Jugar a más no poder para poder, así, crecer aprendiendo de los errores.
Diciembre de 2015. Grimaldo se harta y el Barça lo traspasa al Benfica a cambio de 1,5 millones de euros, en una nueva operación para el olvido de los azulgranas. A sus 21 años, el lateral es un fijo actualmente en los esquemas de Rui Vitoria y está demostrando que, con minutos y confianza, podría haber cumplido con las expectativas: llegar al primer equipo y competirle el puesto a Jordi Alba.
Tal es su situación deportiva que, según informa el diario Record, el técnico del Manchester City, Pep Guardiola, estuvo observándolo el pasado lunes durante el Benfica-Braga. La idea sería incorporarlo a los citizens este mismo mes de enero, pero la cláusula de 60 millones de euros supone una barrera que habrá que tratar.
El interés de Guardiola no resulta extraño si partimos de la base que ya coincidieron en el Barça. Grimaldo es un jugador formado en La Masia y que encaja a la perfección, por tanto, con el tipo de futbolistas que el de Santpedor busca: jugador seguro atrás e inteligente en ataque: sabe cuándo subir, por dónde moverse para crear espacios, cómo asociarse para crear peligro, etc.