¡Quién fuera tú, fruta, todo pasión sobre el campo! Así termina uno de los célebres poemas del aclamado Federico García Lorca en referencia al fruto que da nombre a la tierra que le vio nacer a finales del siglo XIX. Granada, el lugar de nacimiento de mi madre, el enclave donde pasé los veranos durante mi infancia. En esa época, con 6 ó 7 años, me encantaba corretear por la alameda que mostraba la salida del pueblo de Santa Cruz del Comercio. Tardes enteras arriba y abajo, bañándome en el río o en la pequeña piscina de mi tío: la felicidad absoluta. Durante esas caminatas, nada parecía importar de verdad. Andar sin rumbo fijo, jugando con los primos o los amigos del pueblo que solo veías en verano. La única consigna era la de disfrutar del camino hasta que oscureciera y subir la cuesta imposible hasta casa de mis abuelos para cenar. Día tras día, en un bucle de bendita inocencia. Granada es tierra de arte, de pasión y una dosis de ‘mala follá’ tan característica de los granadinos en momentos puntuales. Su equipo de fútbol, el Granada CF, tiene mucho de eso. Una mezcla de talento, pasión y arrojo bien guiados.
Lejos ha quedado ya la nefasta temporada 2016/17 en la que el conjunto andaluz completó una campaña para arrinconar en el olvido. Una ristra innumerable de entrenadores, futbolistas llegados desde todos los puntos geográficos del mundo, sin cohesión alguna. El famoso equipo de los 11 futbolistas con 11 nacionalidades distintas. Ya no era una cuestión de origen de los jugadores, sino de los bandazos que estaba dando el club andaluz. Le costó dos temporadas volver a la élite y parece que ahora, en una situación de estabilidad envidiable, está empeñado en hacer grandes cosas.
En un contexto de pandemia mundial con el calendario más apretado que nunca, el equipo nazarí ha disputado ya 36 partidos oficiales esta temporada dejando un rastro de crecimiento admirable. En la primera participación continental en sus 90 años de historia, ha conseguido acceder a los 1/16 de final, donde le espera el Napoli. Codearse con los mejores es el premio al trabajo bien hecho.
Para cimentar la estructura defensiva, Rui Silva custodia los palos con agilidad felina, Domingos Duarte y Germán Sánchez protegen el área cada jugada como si fuera la acción decisiva de una final. El Granada CF no se ha conformado con una temporada 2019/20 brillantísima, coronada con la semifinal de Copa y la clasificación para Europa League. Ha querido ir más allá, reforzando al equipo para afrontar retos mayores. Aterrizó Luis Milla para alternar en ese centro del campo con Yangel Herrera y Montoro. Jorge Molina llegó para complementar su experiencia goleadora con Roberto Soldado. Y arriba, la joya de la corona es el colombiano Luis Suárez, que acompaña a Darwin Machís en esas aventuras trepidantes cerca de las porterías rivales. Arte y pasión: las señas de identidad de este Granada CF De Diego Martínez.
En verano, mi abuela siempre estaba atenta a las pruebas infantiles que nos hacían en las fiestas del pueblo. Recuerdo un año en el que había que conseguir un huevo duro y ponerlo en una cuchara que debíamos agarrar con la boca para recorrer un circuito. Subí la cuesta, esta vez a la velocidad del rayo, para contarle a mi abuela el problemón que tenía. Me dijo que estuviera tranquilo, que tenía la olla encendida con agua y que ese huevo estaría listo en unos minutos. Antes de salir a la carrera cuesta abajo para completar la prueba, mi abuela me acarició el pelo y me dijo: ‘No te preocupes de nada. Solo disfruta’. Ahora que hace justo un año que la yaya Concha murió, es un gran momento para recordar sus enseñanzas.
El Granada CF, que atraviesa el mejor momento de toda su historia como club, no parece preocuparse por los obstáculos y dificultades del día a día. Simplemente está disfrutando del camino.
Imagen de cabecera: Eric Alonso/Getty Images
