Es difícil expresar en unas líneas lo vivido en el Gran Premio de Bélgica. Lo acontecido el domingo tiene difícil explicación, aunque los que llevamos muchos años siguiendo las carreras nos lo veíamos venir. Siendo francos, la situación era muy difícil de gestionar. No es sencillo y estar en el pellejo de los que deciden tiene que ser muy duro. La visibilidad era nula y la realidad es que durante la mayoría del tiempo no se podía correr en condiciones seguras.
A agua pasada todo es muy fácil, pero la gestión de los tiempos fue desesperante. Partimos de la base de que se retrasó 25 minutos el inicio de la parrilla para dar un par de vueltas de formación para ver cómo estaba la pista. Esto mismo se podía haber hecho a las 15:00 h, no era necesario retrasar casi media hora para ver en qué condiciones estaba el trazado. Tras esto, comenzó el inicio del esperpento.
Dirección de carrera continuó con sus agotadores mensajes de que la carrera se retrasaba. Llegó a ser desesperante. Era lógico esperar para ver si la pista mejoraba, pero el goteo de anuncios posponiendo anuncios, valga la redundancia, fue exagerado.
Todo esto habría quedado en una mala tarde de no ser por la fantástica idea de tener que contabilizar el Gran Premio a cualquier precio. Si no se puede disputar la carrera, no se puede. Todos lo habrían entendido, pero la necesidad imperiosa de dar por celebrado el Gran Premio de Bélgica llevó a una locura que le ha hecho un daño difícilmente reparable a la categoría.
El paseo fue una vergüenza. Ridículo. La Fórmula 1 se dio un tiro en el pie al sacar los monoplazas a pasear un par de vueltas detrás del coche de seguridad para poder acogerse a un artículo del reglamento y considerar que la carrera se ha disputado.
No me valen las excusas. Menos aún si dicen que estas tres vueltas no se dieron por motivos económicos. A primera vista, todos pensamos que esto se hacía para no tener que compensar económicamente ya que “se ha celebrado el Gran Premio”. Stefano Domenicali y Michael Masi afirman que no fue por este motivo, así que menos sentido tiene, si es que se le puede encontrar alguno, el esperpento que tuvimos por carrera.
Siempre se dice que opinar desde el sofá de casa es muy fácil. Suelo defender esta frase, pero pienso que por una vez habría venido bien sentarse en el sofá como un espectador más para pensar como él y ver el mundo desde otra perspectiva. ¿En qué cabeza entra que la mejor opción fue hacer lo que se hizo? La verdad, sigo sin creerme que la Fórmula 1 repartiese puntos por una carrera que nunca se celebró.
Bajo mi punto de vista, se debería haber cancelado el Gran Premio. ¿No se puede correr? No se corre. Lo que es una auténtica falta de respeto e incluso una humillación para la categoría es decir que dar tres vueltas detrás del coche de seguridad se puede considerar una carrera de Fórmula 1.
Por supuesto, doy el beneficio de la duda y confío en que cuando se volvió a pista pasadas tres horas fue con la intención de comenzar la carrera. Las posibilidades de ello eran mínimas. Dirección de carrera supongo que se acogería al 1% de posibilidad y 99% de fe, pero deberían haber actuado en consecuencia. Si sabes que va a ser realmente difícil disputar la carrera, no empieces a computarla. Vuelve a dar alguna vuelta más de formación como se hizo al comienzo para dilucidar si se puede competir o no.
El cabreo que tuve el domingo fue indescriptible. No recuerdo que la Fórmula 1 me haya hecho sentirme tan enfadado en el pasado. Como yo, estuvieron millones de personas y seguramente también usted que me está leyendo. Lo peor de todo es que ya conocemos como funciona este circo y seguramente, por mucha palabrería que suelten, nada va a cambiar. El domingo la Fórmula 1 hizo honor a sobrenombre de Gran Circo. Y no precisamente para bien.
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