Menuda montaña rusa de emociones están siendo las últimas semanas para Gavi. El día 27 de octubre logra agónicamente, junto a la Selección Española, el pase a la ‘final four’ de la Nations League; la semana siguiente cae derrotado en casa del Inter con toda la polémica arbitral y el daño psicológico que eso causa, dura derrota; la semana pasada, empate en casa contra el Inter que les deja prácticamente sin opciones de pasar de ronda en Champions y derrota en el Santiago Bernabéu; y esta semana recibe el Trofeo Kopa y es anunciado como ganador del Golden Boy, los dos mayores trofeos individuales para jugadores jóvenes.
Recordemos que ambos se otorgan en reconocimiento al mejor jugador de menos de 21 años. El Golden Boy es elegido por un jurado de 30 periodistas deportivos de toda Europa, mientras que el Trofeo Kopa lo votan los mismísimos ganadores del Balón de Oro. Es por ello que dichas votaciones apenas dejan lugar al favoritismo de los colores de la camiseta que porten los nominados, en mi opinión, sobre todo en el caso del Kopa.
Tras ser reconocido como Golden Boy, Gavi sigue los pasos de su compañero, amigo y en algunas ocasiones hermano mayor, Pedri, que logró los mismos reconocimientos en 2021. Son los únicos que lograron ambos trofeos el mismo año, pues desde que se creó el Trofeo Kopa en 2018, tan solo Matthijs de Ligt logró ambos además de los centrocampistas del Barça, pero en años diferentes. El neerlandés fue elegido Golden Boy en 2018 y Trofeo Kopa en 2019.
Lo de Gavi es un sinsentido. Otra joya salida de La Masía y de la que se esperan grandísimas cosas pues, a su corta edad, el palmarés que tiene es sublime. No solamente a nivel de logros individuales o colectivos, me refiero también a los sentimientos que provoca verlo jugar, los elogios de futbolistas experimentados, entrenadores, periodistas reconocidos… A mí personalmente me causa euforia con cada acción. Su garra, sus ganas, su buen trato de balón, todo el trabajo invisible que hace… Me parece un futbolista mayúsculo. Muchas veces decimos de futbolistas muy jóvenes que juegan con un descaro impropio de su edad, pero es que Gavi es la definición de ese elogio. No se arruga ante nadie y le da igual quién sea, la edad que tenga, lo que brillen sus vitrinas, el nombre que lleve en la espalda o los centímetros de altura que le saque.
Gavi no destaca tanto en sus cifras goleadoras como otros de los candidatos a estos premios -Bellingham y Musiala, principalmente- pero si tanto periodistas de todo el continente como los ganadores del Balón de Oro coinciden en que es el mejor jugador joven del momento es por algo. En el fútbol los goles son lo que marca la diferencia, pero hay otras formas de hacerlo. Muchas veces no se reconoce ese trabajo previo a hacer un gol o a defender una jugada peligrosa, en este caso sí ha sucedido. Se me viene a la mente una jugada defensiva de Gavi el otro día frente al Inter en casa: ya con el partido roto, se pega un sprint desde campo rival hasta su área con el que termina bloqueando un disparo peligrosísimo de Edin Dzeko, que estaba listo para sentenciar el partido. Las posibilidades del Barça siguen siendo remotas, pero si termina sucediendo el milagro todo el mundo se va a acordar de esa jugada, igual que sucede con el disparo de Dembélé que habría supuesto el 4-0 contra el Liverpool, solo que de esa nos acordamos en el mal sentido porque no terminó en gol y en Anfield sucedió la debacle.
Desde aquí, quiero dar mi más sincera enhorabuena a Gavi por ambos reconocimientos más que merecidos. Y por supuesto también a todo el barcelonismo, no tanto por sumar dos trofeos individuales a su palmarés, sino por tener a Gavi y Pedri en sus filas. Qué dos joyas. Veremos mucho fútbol con su firma, estoy convencido.
Imagen de cabecera: Getty Images