En una noche que quedará grabada en la memoria colectiva del Tottenham Hotspur, el equipo londinense se proclamó campeón de la UEFA Europa League tras imponerse por la mínima al Manchester United en San Mamés. Un solitario tanto de Brennan Johnson en la primera mitad bastó para desatar la euforia blanca en Bilbao y sellar un título europeo que el club no celebraba desde 1984.
La final comenzó imprecisa, con más emoción que claridad. La tensión fue protagonista desde el pitido inicial, con ambos conjuntos midiéndose más desde la intensidad que desde la lucidez táctica. Durante media hora, la igualdad fue notoria, pero en una jugada aislada, los Spurs encontraron luz. El Tottenham golpeó primero con una acción aislada: Sarr robó en campo contrario, combinó con Richarlison y asistió a Johnson, que remató mordido pero eficaz. Onana no pudo evitar el 1-0 y los Spurs ya acariciaban la gloria.
El segundo tiempo fue una prueba de supervivencia para los de Postecoglou. El United, herido pero no vencido, apretó con todo en la segunda parte. Fue una resistencia casi heroica. Los de Amorim lo intentaron con todo: adelantaron líneas, empujaron con todo y rozaron el empate en un cabezazo de Højlund salvado sobre la línea por Van de Ven. Garnacho agitó el ataque mancuniano, pero el muro defensivo liderado por Romero y Vicario resistió cada embestida. Shaw tuvo la última, pero el meta italiano estuvo a la altura de la cita.
Postecoglou, en su segundo año, cumplió la promesa que parecía una utopía meses atrás. Los Spurs vuelven a la Champions y, sobre todo, se reconcilia con su historia. Un título que no solo cierra una etapa de sequía, sino que puede marcar un nuevo punto de partida. El Tottenham Hotspur volvió a levantar un título europeo 41 años después, y lo hizo en el escenario menos esperado y en el momento más necesario.
Para el United, en cambio, la noche fue otra dolorosa muestra de lo que alguna vez fue y ya no es. La posibilidad de levantar el título era una de las pocas vías de esperanza a rescatar de esta temporada.
