San Siro apagó ayer las ilusiones europeas. El templo del Milan fue el escenario donde el Girona puso punto final a su travesía en la Champions League. La derrota por 1-0 ante el Milan, con un solitario gol de Rafael Leão, certificó la eliminación de los catalanes de la máxima competición europea. Más allá del marcador, lo que ha conseguido este equipo ha superado las expectativas, alcanzando un hito en su historia y es motivo incluso de sacar pecho y mostrar orgullo por lo logrado.
El encuentro fue un fiel reflejo de lo que Míchel ha construido: un Girona que apuesta por su estilo, con personalidad y sin miedo al desafío. Los rojiblancos, liderados por un valiente Bryan Gil, estuvieron a punto de equilibrar el marcador con un gol anulado por un fuera de juego milimétrico. Esa jugada resumió el carácter del equipo: siempre dispuesto a soñar, aunque el destino no les favoreciera.
El tanto de Leão, nacido de una pérdida en el mediocampo, recordó la dureza de competir en la élite europea. Sin embargo, el Girona no se rindió. En los minutos finales, la entrada de jugadores como Stuani y Danjuma aportó frescura y ambición a un equipo que asedió el área rival hasta el último suspiro. “Nos quedamos con el esfuerzo y el intentarlo hasta el final”, afirmaba Stuani. “Hemos jugado con nuestras virtudes contra un gran rival y la imagen del equipo ha sido buena”.
La eliminación deja un sabor agridulce, pero también muchas lecciones para el futuro. Míchel, el arquitecto de este sueño, ha logrado dotar al Girona de una identidad que mezcla táctica, corazón y carácter competitivo. Su capacidad para conectar con sus jugadores ha sido clave en un equipo que ha demostrado que puede competir de tú a tú contra los grandes.
El cierre de esta experiencia europea tendrá lugar en Montilivi, ante el Arsenal, en lo que promete ser más una celebración que una despedida. Ya que a pesar de la corta duración de esta estancia en la Champions, muestra parte del potencial que tiene el equipo de alcanzar nuevos éxitos en su andadura. Con un Míchel que ha cogido el timón de un barco que se ha visto capaz de alcanzar nuevos horizontes.
