La estabilidad. Ese intangible que tanto suma. Esa estabilidad llegaría a Montilivi a finales de la temporada 2014/15, cuando el club pasa a manos de un grupo inversor español, que en poco tiempo, saca al Girona del concurso de acreedores en el que se encontraba hasta la fecha. Por aquel entonces, y de la mano de Machín, el Girona se encontraba en posiciones de ascenso directo a Primera División. Delfí Geli, histórico jugador del club, pasa a ser el presidente del club desde entonces.
Ya en la temporada 2012/13, el club disputaría el playoff de ascenso a Primera, objetivo que finalmente no conseguiría, tras perder en la final ante el Almería, con un equipo dirigido por Rubí, técnico que dejó huella sin duda en Montilivi. Pero tras ello, la siguiente temporada, el conjunto catalán coqueteó con el descenso toda la temporada. Aunque conseguiría eludirlo, desde el verano anterior, el club se encontraba inmerso en un concurso de acreedores. Una noticia que siempre siembra de incertidumbre el funcionamiento y el día a día de un club y que a buen seguro tuvo que influir en el desarrollo de aquella discreta temporada a nivel deportivo de la plantilla.
Sin embargo, a nivel deportivo, el Girona sí que encontró en Pablo Machín ese elemento de estabilidad necesario. Llegaría a final de aquella temporada 2013-14 para conseguir la salvación del equipo e instaurar un modelo de juego del que no se ha separado desde entonces. Un sistema de juego novedoso, un 3-5-2 que ha introducido matices puntuales, pero una idea de fútbol muy definida que el entrenador soriano ha conseguido grabar a fuego en una plantilla que temporada tras temporada ha sufrido modificaciones pero que ha sabido reforzarse con jugadores que el técnico tenía muy claro que encajarían en su filosofía.
El Girona de Machín ya tuvo muy cerca el ascenso en la 2014/15, cuando un empate ante el Lugo en casa en la última jornada llevó la gloria del ascenso a Gijón cuando en Montilivi la habían merecido toda la temporada. El equipo no supo recuperarse del mazazo y también se escapó el ascenso en el playoff. A diferencia de la anterior ocasión y pese a que anímicamente a la plantilla le costó reaccionar, el Girona volvió a luchar por el ascenso la pasada temporada, la 2015/16. Y lo hizo hasta el final, disputando la final del playoff nuevamente, esta vez ante Osasuna, que finalmente conseguiría arrebatar al Girona el privilegio del ascenso.
El pasado verano, varios de los jugadores que tan cerca estuvieron de llevar al club a Primera (Isaac Becerra, Lejeune, Jaime Mata…) tomaron la decisión de cambiar de aires. El Girona estaba preparado. René Román, la vuelta de Jonas Ramalho, el retorno de Fran Sandaza o la rapidez en conseguir incorporar a Cristian Portu, son muestras de que actualmente el Girona es un club que no sólo conoce cual es su lugar actual, sino que tiene un plan establecido, un modelo de juego y un organigrama que le permite tomar las decisiones adecuadas en función a su plan.
Actualmente, el Girona vuelve a ocupar puestos de ascenso directo a Primera División. Son ya cuatro de las últimas cinco temporadas las que el club catalán se sitúa en la lucha por el ascenso. Pero actualmente, lo más importante, es que el club ha encontrado esa estabilidad necesaria para poder dar continuidad al proyecto. Un proyecto que dirige con maestría Pablo Machín en el vestuario, pero que cuenta con el organigrama necesario en la dirección del club para que el técnico cuente con todo lo necesario para poder conseguir el objetivo.
El Girona cuenta ahora con la estabilidad que todo club necesita para que sus objetivos se puedan cumplir. Este Girona tiene un proyecto y una ambición. Lleva tocando a la puerta cinco años y siempre se la han cerrado después de abrirla. Quizá esta temporada sí, quizá esta temporada la puerta se encuentre abierta cuando llegue la hora de tocar en ella. Lo que es seguro es que, ahora sí, el Girona tiene todo lo necesario para alcanzar la gloria que el fútbol le debe desde aquel gol de Pablo Caballero. En junio, saldremos de dudas y veremos a quién se le abre la puerta del ascenso. Pero, se le abra o no la puerta al Girona, seguirá teniendo todos los mimbres para que, tarde o temprano, el éxito llegue a Montilivi.
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