La raza humana, aquella que a diario es capaz de conmovernos y avergonzarnos a partes iguales. Que se empeña casi con total dedicación en que nos formulemos una pregunta muy concreta una y otra vez; ¿cómo podemos ser tan crueles y a la vez tan solidarios? Para que tal cuestión aborde nuestros pensamientos tan solo es necesario encender un televisor, leer un periódico o navegar por internet. Y es que en cualquier medio de comunicación encontraremos noticias que nos invitan a maldecir el momento en que comenzamos a caminar erguidos, y otras en cambio, que nos devuelven la fe en la grandeza del ser humano.
Dudo que pueda haber nada más cruel que una guerra. Probablemente ningún escenario pueda sacar la parte más agresiva, violenta y despiadada de las personas como lo hace ese, pero es precisamente en medio de esa oscuridad, de esa lugubrez, donde la bondad y los actos de generosidad desinteresada brillan con más fuerza que nunca. Es así, el ser humano tiene una preocupante disposición a generar dolor y sufrimiento, pero al mismo tiempo es capaz de sorprendernos a todos con historias conmovedoras, las cuales nos aportan un rayo de esperanza acerca de nuestro comportamiento como habitantes de este planeta.
Ucrania es a día de hoy sinónimo de dolor, de impotencia, de barbarie. Son ya muchos días siendo testigos de cómo el pueblo ucraniano padece y grita desesperado, intentando contener la invasión rusa entre bombardeos y fuego cruzado. Cualquier evento deportivo ha quedado anclado en el pasado como si de un vago recuerdo se tratase, mientras que en las instalaciones en las que solían celebrarse reina un silencio que duele, que a pesar de no ser perceptible al oído humano dice mucho. Lluis Cortés, campeón de todo con el FC Barcelona y actual entrenador de la selección femenina ucraniana, ha vivido el drama en primera persona, pudiendo abandonar el país tras una eterna travesía en coche.
El técnico de Balaguer logró ponerse a salvo, alejarse del infierno. E imagino que, en ese preciso instante, al respirar aliviadas porque han sorteado el peligro, es cuando las personas pasan a dividirse en dos grupos. En uno de ellos se quedan quienes tan solo miran por sus intereses, quienes una vez salvados siguen con su vida ajenos a lo que pueda estar sucediendo a más de 3.000 km, como si eso no fuera con ellos. Mientras que en el otro se concentran aquellos que no han podido olvidar lo que han visto, los que necesitan aportar su granito de arena para que este planeta sea un lugar mejor. En definitiva, los solidarios que cargan con el mundo a cuestas y que son los verdaderos culpables de que todavía a día de hoy siga girando.
El ex técnico azulgrana tuvo claro el grupo del que iba a formar parte. Desde que pisó territorio español y pudo abrazar a los suyos se puso manos a la obra, poniendo en marcha diferentes iniciativas para echar una mano a un pueblo que nos tiene el corazón en un puño. Recogida de ropa, alimentos, medicamentos… gestionando el envío de cualquier tipo de material que pueda ser de ayuda para quienes están sufriendo. Y resultando vital para que futbolistas ucranianas puedan aterrizar en nuestro país, dejando atrás el horror de la guerra para poder hacer lo que tanto aman, jugar al fútbol.
Una de ellas es Tetyana Kytayeva, internacional por Ucrania y futbolista que había entrenado a las órdenes de un Lluís Cortés que ha mediado para que pudiera recalar en el fútbol femenino de nuestro país. La centrocampista de 25 años fichó días atrás por el AEM Lleida de Reto Iberdrola, club decano del fútbol en la capital del Segrià, donde aportará su granito de arena para que el conjunto catalán pueda optar al ascenso de categoría. La ex futbolista del Zhytlobud-2 dejó clara su repulsa al enfrentamiento bélico que está destrozando su país a través de sus declaraciones: “Por favor, qué este terrorismo ruso, que esta guerra, termine ya”.
Otra de las jugadoras ucranianas que ha podido dejar atrás el horror gracias al fútbol es “Vika” Hiryn. La futbolista internacional por su país, natural de Novoukrainka, tiene 21 años y facilidad para el golpeo con ambas piernas. En el momento en que estallara el conflicto “Vika”militaba en el Ladomyr Volyn, pero el destino ha querido que su carrera deportiva tenga parada en Abegondo. El Depor Abanca ha tenido la posibilidad de reforzar su plantilla para trabajar en su posible regreso a la Primera Iberdrola, y Lluís Cortés tenía a la candidata ideal en mente. Un nuevo ejemplo de cómo el deporte también puede ayudar a salvar vidas.
Con los acontecimientos vividos estas pasadas semanas volvemos a ser testigos de la grandeza y la bajeza del ser humano. De cómo el hombre es capaz de hacer gala de una crueldad intolerable movido por intereses políticos y económicos. Y al mismo tiempo, de cómo personas de esa misma especie son capaces de realizar actos que nos conmueven y que ayudan a nivelar la balanza del bien y el mal. Lluis Cortés es una de ellas, quien ha puesto su granito de arena para aliviar el dolor de algunas jugadoras afectadas por la guerra, apartándolas del peligro y utilizando el fútbol para que puedan huir del horror. Merece pues todo nuestro reconocimiento.
Imagen de cabecera: Lluís Cortés
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