Pau Gasol está viviendo el peor año
de su larga y exitosa carrera en la NBA. Llegados a la recta final de la
temporada, el de Sant Boi promedia 4’2 puntos y 4’7 rebotes en 12’2 minutos por
noche. Entre lesiones y DNPs coach
decision, ha disputado un total de 26 partidos (6 como titular) de 60
posibles. Una situación que el jugador ha definido como “muy decepcionante”.
El mayor de los Gasol aterrizó en
San Antonio en el verano de 2016. Fue el principal fichaje de los texanos para
intentar llenar el vacío dejado por el recién retirado Tim Duncan. Palabras
mayores. Pau ponía fin a dos años en unos Chicago Bulls en los que recuperó su
estatus de All-Star pero cuyo proyecto ya no iba a ninguna parte.
Con el fin de su vida deportiva
cada vez más cerca, qué mejor organización que la de los Spurs para intentar
ganar su tercer anillo: un núcleo veterano, una superestrella de la liga (Kawhi
Leonard) y, por encima de todo, su entrenador hacían de los de El Álamo los
principales rivales de los Golden State Warriors en el Oeste.
Gasol empezó siendo titular
indiscutible para Gregg Popovich, hasta que a mediados de enero de 2017 sufrió
una lesión en un dedo de su mano izquierda que le apartó de las canchas un mes.
Treinta días en los que los texanos cogieron una dinámica positiva. Y si algo
funciona, mejor no tocarlo, por lo que Pau regresó con un rol de suplente que
duró lo que restó de campaña, Playoffs incluidos. En la temporada siguiente,
con todo el mundo más pendiente de lo que sucedía con Kawhi Leonard, el catalán
volvió a ser titular (63 de 77), pero su presencia se veía reducida ante
equipos con tendencia a la rápida circulación de balón y a jugar mucho por
fuera (Golden State, Houston).
Tras aquel primer año en San
Antonio, firmó un nuevo contrato con los Spurs: tres años y 48 millones de
dólares. En el momento de la rúbrica Pau acababa de cumplir 37 primaveras, por
lo que no fueron pocos los que consideraron las cifras del acuerdo un tanto
excesivas. Lo que está sucediendo este año les está dando la razón. Pocas
semanas después del comienzo de la presente temporada, Gasol se lesionó en el
pie derecho (fractura por estrés) y estuvo casi dos meses en el dique seco.
Desde que volvió a la acción, su papel es casi residual. Seis DNP y diez
partidos en los que no ha llegado a los diez minutos sobre el parqué.
El ala-pívot negó haber pedido el
traspaso antes del All-Star debido a problemas con Pops. De todas formas muy pocos equipos hubiesen estado dispuestos
a absorber los 32 kilos que aún tiene por cobrar (sólo 6’7 garantizados en la
2019-20). Él ha manifestado que quiere alargar su carrera NBA lo máximo
posible, pero el horizonte no parece ir más allá de 2020, año en el que se
juntan tres elementos que sin duda serán decisivos en su futuro: acaba su
actual contrato, cumple 40 años y la celebración de los Juegos Olímpicos de
Tokio (presumiblemente su último servicio con la selección española). Tal vez ese
sea el fin de la carrera del mejor baloncestista español de la historia.
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