El Atlético de Madrid es, por tercer año consecutivo y primera vez en su historia, equipo de los cuartos de final de la Liga de Campeones. El PSV vendió cara su derrota en la tanda de penaltis tras un partido muy ordenado en el que los espacios en la defensa holandesa fueron escasos. Labor encomiable la de Phillip Cocu con los de Eindhoven.
Demasiado respeto tuvo el Atlético en las más de dos horas de juego en la noche de hoy, aunque en una noche entonada de Griezmann el partido hubiera cambiado pronto de derroteros. Los holandeses rozaron el milagro en un disparo de Locadia al que Oblak respondió con un desvío a la madera, poco más de los holandeses en ataque en la noche de hoy. Mucho orden y mucha disciplina impropia de las imágenes de Eredivisie que llegan a nuestros televisores cada fin de semana.
Como rezaba la pancarta central del Estadio Vicente Calderón, «Atleti, nunca dejes de creer«, el equipo siguió intentándolo con más corazón que cabeza. La entrada de Torres le dio buenos minutos al Atlético dentro del caos generado, más ‘ida y vuelta‘ que paró el Cholo Simeone dando entrada a Kranevitter. El entrenador argentino deshizo el cambio realizado anteriormente al retirar a Augusto, clave en la salida y recuperación del balón durante la hora que jugó. Al filo del 90’, Godín dejó el verde para dar entrada a Lucas. Con un eje central formado por una pareja de 21 y 20 años, y un mediocentro de 22 años de edad, el Atlético afrontó una prórroga en el que Torres y Saúl fueron los únicos que intentaron cambiar el cerocerismo de la eliminatoria.
Tras casi cuatro horas de juego en los que Zoet y Oblak no permitieron los goles llegaron los penaltis, ni el esloveno ni el holandés tuvieron su noche desde la suerte suprema y los lanzamientos a gol se sucedieron hasta que llegó el décimo cuarto penalti que Narsingh mandó sobre el larguero de Oblak. La responsabilidad, casi por descarte, le llegó a Juanfran, el rayo, el mejor lateral derecho de la Liga que lanzó el penalti a la derecha de Zoet para dar el agónico triunfo al Atlético de Madrid. Si no se sufre, no es lo mismo.
El sorteo espera el viernes, y el Atlético volverá a ser uno de los ocho mejores equipos de Europa, consolidado temporada tras temporada con un entrenador que marca el recto camino y que asegura competir cada partido como si fuera el último. Con el Cholo, no hay que parar de creer.