El fichaje de un central experimentado para los próximos seis meses es un movimiento sensato por parte del Barcelona. Ante las lesiones de Vermaelen y Umtiti, el club debía cubrirse las espaldas y con la cantera no es suficiente.
El Barcelona cuenta actualmente con dos centrales sanos, un Vermaelen propenso a las lesiones y la incógnita de Umtiti. Con Piqué-Lenglet, Vermaelen a cuentagotas y la cantera es suficiente para cubrir Liga y Copa, pero no la Champions. En Europa todo es diferente, no todo vale.
El Barcelona no puede arriesgarse a que en X ronda de la Champions uno de sus centrales esté resfriado, Umtiti no haya vuelto, Vermaelen siga con sus continuas lesiones y sea la cantera la que tenga que sacar las castañas del fuego. Muchas variables, en efecto, pero no deja de ser un escenario posible.
La percepción es que mucha gente asocia el fichaje del central como una barrera a la cantera. No debería ser así. A partir de enero llegan los partidos cada tres días, con todo lo que ello supone a nivel de desgaste tanto mental como físicamente. Y el Barcelona lo sabe bien. Valverde necesita cuántas más opciones posibles mejor: en este sentido, además de Piqué, Lenglet y el fichaje elegido, algún canterano tendrá su oportunidad. Sobre todo, en Copa, competición en la que se espera que la cara B del equipo sea la protagonista.
Por otro lado, es muy importante el dato de los seis meses. El jugador que llegue ahora lo hará en forma de parche. De este modo, cubrirá una carencia actual y dejará espacio en verano al jugador que elija el club para apuntalar la posición: en principio, un perfil Piqué en joven y de rendimiento inmediato. Ahí sí que no se podrá fallar en la elección.
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