Hay una máxima en el baloncesto que difícilmente cambiará por mucho que la forma de jugar o las tendencias varíen. Cualquier entrenador, y más los que han sido bases como algunos de la élite, buscan para su equipo la máxima fiabilidad en la posición de ‘1’.
El mejor ejemplo es el Real Madrid de Pablo Laso. Desde que el técnico vitoriano llegó al conjunto blanco siempre ha entregado las llaves de su equipo a su base, que se ha convertido en su extensión en la pista. Sergio Rodríguez, Sergio Llull, Luka Dončić, Facu Campazzo…
Con la salida del argentino hacia la NBA el “título” de mejor base de Europa (con permiso de Larkin) ha quedado libre. Y ya no es solo esa anecdótica categoría que, por supuesto, es muy subjetiva. Es que, de verdad, la mayoría de equipos están en la búsqueda de un jugador que se convierta en su líder dentro de la pista. Ese al que los compañeros pueden darle el balón sabiendo que les volverá en mejores condiciones.
El nuevo proyecto de Jasikevičius en el Barça combina muchas luces con algunas sombras, entre las que se encuentra el rendimiento de Calathes (7’8p, 6’5a), único fichaje del equipo y siempre lastrado por los malos porcentajes de tres. Como alternativa al griego hemos visto a un Heurtel (3’2p, 2’6a) que todavía busca su encaje en el sistema azulgrana (veremos si lo termina encontrando), al joven Bolmaro e incluso al Hanga base.
Por Europa podemos ver como otros equipos también andan en esa búsqueda. El Fenerbahçe de Kokoškov no termina de arrancar con un Lorenzo Brown (12’2p, 4’8a) que dejó grandes destellos la temporada pasada en Serbia. El megaproyecto de Messina en Milán reparte responsabilidades entre Delaney (10’9p, 4’6a) y Sergio Rodríguez (12’8p, 4’7a), esperando que puedan ser tan decisivos como en temporadas pasadas.
El Anadolu Efes tiene una de las mejores parejas con Shane Larkin (15’3p, 4’7a) y Vasilije Micić (13’5p, 5a), pero están por debajo de lo visto en cursos anteriores. El conjunto turco rozaba la excelencia en la suspendida 19-20, en la que Larkin mostró un nivel difícilmente alcanzable para cualquiera en la historia de la Euroliga.
Continuando con bases anotadores, CSKA y Maccabi tienen a dos de los mejores en Mike James (19’2p, 4’7a) y Scottie Wilbekin (18p, 4a), respectivamente. El del conjunto ruso ha demostrado ser uno de los más decisivos, incluso ganando partidos sobre la bocina, pero está por ver si puede transformar eso en títulos.
También en tierras rusas encontramos a Alexey Shved (16’8p, 9’4a). El Khimki ha entregado una plantilla de mucha calidad al criterio del ex-NBA y este está respondiendo con las mejores cifras en asistencias de su carrera… pero no ganan partidos.
En el lado contrario a estos casos encontramos, por ejemplo, el de Baskonia. Duško Ivanović tiene en el guadianesco Vildoza (12’1p, 3’4a) y en el cada vez más cómodo Pierriá Henry (11’3p, 6’9a) dos grandes activos. Por su parte, Pangos (10’7p, 7’1a) ha recuperado en el Zenit la versión que mostró en Kaunas y perdió en Barcelona, y Sloukas (8’9p, 5’4a) ha vuelto a Olympiacos a la espera de que le rodeen con piezas acordes a su calidad. Pese a que Aíto no cuenta en su equipo con un base de élite, sí lo hace con Luke Sikma
(9’5 p, 3’5 a). El pívot de ALBA Berlín se cuela entre los mejores asistentes de la competición.
Como apunte, hay que mencionar que encontramos a uno de los mejores bases del continente disputando la EuroCup. Y con un entrenador que también jugaba en esa posición, como Laso o Jasikevičius. Teodosić promedia 16’3 puntos y 6’3 asistencias a las órdenes de un Djorjdević que se ha visto envuelto en uno de los casos peor gestionados de los últimos años.
Ceuta, 1994. Estudiante de Periodismo. Deporte en general, apasionado del fútbol y muy especialmente del deporte de la canasta. Gestor de @BasketSphera. Preguntándome por qué todos los jugones sonríen igual.