España perdió su primer partido desde 2019 tras una racha de 24 partidos sin conocer la derrota, en un duelo ante Alemania donde fue incapaz de reaccionar al varapalo del primer gol y mucho menos del segundo.
Reforzar el colectivo defensivamente. Jorge Vilda hizo solo dos cambios en la alineación respecto al partido ante Finlandia, pero ambos fueron muy significativos. Dejó fuera a Irene Guerrero, centrocampista con llegada, y a Esther González, una ‘9’, para dar entrada al campo a Laia Aleixandri y Sheila García. La primera ha destacado por ser una central de garantías e incluso una lateral cumplidora, pero el seleccionador la ha probado como centrocampista en los últimos tiempos (primera vez en el Rico Pérez ante Brasil), con la intención de liberar un poco más a Patri Guijarro y devolver a Aitana Bonmatí el papel predominante que disfrutó ante FInlandia, con libertad total de movimientos en tres cuartos de campo. La entrada de Sheila García, que ha jugado de lateral toda la temporada con el Atleti, significaba sacrificar una delantera en pos de una jugadora que tiene desborde pero sobre todo más rigor táctico que la mayoría de atacantes de la Selección. El plan se fue al traste cuando llegó el gol en contra a los tres minutos. Vilda no cambió el sistema hasta el minuto 70.
Déjà vu de Valenciennes. Fue hace tres años, pero parece que fue ayer. España jugaba también ante Alemania en la segunda jornada de la fase de grupos del Mundial 2019, también después tener que remontar a una rival débil como Sudáfrica (en este caso Finlandia) y acabar ilusionando en una segunda parte para el recuerdo. En aquel partido Vilda sorprendió, y aunque salió con doble pivote (Torrecilla-Meseguer) además de Alexia, arriba se atrevió a juntar a Jenni con Nahikari, además de Mariona. España se fue de vacío (perdió 1-0) pero dejó una grata sensación en la primera mitad, maniatando a su rival durante más de 20 minutos. Sin embargo, el resto del tiempo el plan de Alemania salió a la perfección: gol en el 42′ y a especular. Le salió bien porque en la segunda parte, como la de este martes en Brentford, el ataque español fue absolutamente neutralizado.
El error de Sandra Paños. Solo habían pasado tres minutos de partido cuando la guardameta del Barça trató de despejar un balón y se lo acabó entregando a Klara Bühl, que después maniobró con rapidez y precisión (recortó a Paredes y definió por bajo). Lo cierto es que España había arrancado muy bien el partido, con energía, siendo valiente. Pero el gol encajado y la forma en que lo hizo condicionó los 90 y tantos minutos siguientes. Alemania jugó a lo que quiso y España dio atisbos de reaccionar en la primera parte, pero cuando cayó el devenir del encuentro parecía ya escrito. Sí, fue un fallo individual de Sandra Paños (probablemente la mejor portera del mundo con los pies), pero preocupa más el saber que España se agarra a un ‘plan A’ y no utiliza el ‘B’ hasta que ya no hay nada que hacer.
Otro nivel. Por sacar algo positivo. Patri Guijarro pisando área con frecuencia es una jugadora descomunal. En las categorías inferiores de la Selección era una jugadora que casi actuaba como delantera, llegando siempre desde atrás y marcando goles decisivos en jugadas a balón parado. Frente a Alemania nos vino por momentos a la mente esa jugadora total que en los últimos años se dedica más al trabajo oscuro que a otra cosa, llegando incluso a jugar de central por necesidades varias. En defensa, dos jugadoras sobresalieron: Ona Batlle y Mapi León. Ganaron casi todos los duelos individuales. En el caso de la lateral del Manchester United, taponó su zona e incomodó de mil formas a cualquier atacante alemana que se dignara a pasar por su lado. Y luego está Mariona Caldentey, que sin duda fue quien más peligro ocasionó sobre la meta de Frohms. A ella se agarra la Roja este sábado ante Dinamarca para estar en cuartos de final de una Eurocopa que se ha puesto muy cara. Carísima.
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