Puede resultar extraño que después de una fase de grupos en la que España ha marcado una media de seis tantos por encuentro y que ha conseguido goleadas por 0-13 o 0-9 se pueda hablar de un grupo con “falta de gol”. No debería. España cuenta con grandes arietes, que han demostrado su valía tanto en Primera Iberdrola como en eventos internacionales de magnitud. No por casualidad la flamante máximo anotadora de la historia de la Selección, Jenni Hermoso, ha estado nominada para recibir el The Best de la FIFA.
Pero hace tiempo que superamos los traumas de la fase de clasificación. Ya no sirven más que para certificar que estamos en otro escalón, el de las grandes selecciones que arrasan ante las pequeñas incluso con rotaciones. Ya no es necesaria una repesca ni un milagro. Para España, las fases se han convertido en trámites y en una oportunidad para foguear a las más jóvenes. Nada más.
Es en las citas de verdad, Eurocopas, Mundiales y algún día Juegos Olímpicos, donde la Roja debe dar la cara. Y es en esas citas donde la España de Jorge Vilda se ha atascado en algo que parece que hoy nos sobra: el gol. Cuatro partidos en la Euro 2017, tres sin marcar. Cuatro partidos en el Mundial de Francia, dos sin marcar. Desde que comenzó a disputar partidos amistosos ante rivales de entidad se ha quedado dos veces a cero ante Estados Unidos y una ante Francia, Canadá y Alemania, todas selecciones de top-10 del ránking FIFA. Pero el dato esperanzador llegó en la She Believes Cup, donde logró marcar tres goles a Japón (3-1) y derrotar a Inglaterra (0-1).
La pandemia ha evitado la disputa de más partidos ante selecciones de primer nivel, necesarios para identificar el estatus actual de la Selección y comprobar cómo ha evolucionado en su mayor hándicap: saber abrir partidos atascados, ante rivales que no dudan en cerrarse bien atrás y tratar de aprovechar los contraataques. La entrada en el grupo de jugadoras desequilibrantes como Nerea Eizaguirre, Marta Cardona o Eva Navarro han permitido mayor frescura y abanico de ideas en el frente de ataque, pero quizá la mejor solución al problema tiene que ver con el nuevo rol de Jenni apoyado en una delantera pura, una rematadora nata.
Será la mayor goleadora de la historia del Barça y de la Roja, pero Jenni es mucho más que eso. Ya en el último Atlético campeón de Liga jugó algo más retrasada, aprovechando su inteligencia para atraer contrarios y filtrar suculentas asistencias a sus compañeras, entre ellas una Esther González que desde la lesión de Ludmila marcó nueve goles en nueve partidos, incluido un hat-trick que terminó de sentenciar el título. Hoy, esa misma Esther que pasó un año en blanco en el Levante tiene todas las papeletas para ser la futbolista que marque la diferencia en la delantera de la Roja.
Las dos jugadoras que acompañaron a Jenni en punta durante el Mundial de 2019 no pasan por un buen momento. Nahikari sigue condicionada por una lesión que le ha lastrado desde principios de curso y Lucía García vive en la frustración de un Athletic que por primera vez piensa más en el descenso que en la parte alta de la clasificación. Con ‘Peke’ en una situación parecida en el Dépor, al igual que Maripaz Vilas en el Betis, nos queda la dupla granota: Alba Redondo y la ya mencionada Esther. Aunque la confianza en la jugadora manchega de 24 años todavía es fuerte, ha sido completamente eclipsada por su compañera. La de Huéscar suma 17 goles en Primera Iberdrola (más que Jenni, Ludmila, Oshoala, Asllani…) y tras una noche histórica anotando ¡cinco! en Bakú, firmó un doblete frente a Polonia para regresar a Valencia con siete goles en dos partidos. Esther está tocada por una varita y los goles se le caen de los bolsillos, y hace bien Jorge Vilda en aprovecharlo. Tener a una futbolista como Jenni Hermoso tan liberada duplica su peligrosidad, y eso lo permite una rematadora pura como Esther, que ahora mismo necesita media ocasión para introducir el balón en las redes. Todo puede pasar de aquí al verano de 2022, y si Lucía y Nahikari se recuperan deben ser importantísimas para España en el aspecto ofensivo. Pero son perfiles distintos respecto a una Esther que está en la pole por ser la ‘9’ de la Roja. Bien merecido lo tiene.
Imagen de cabecera: Angel Martinez / Getty Images