Hay partidos que se ganan con la cabeza fría y otros que se conquistan con el corazón caliente. El duelo de cuartos de final entre España y República Checa en el Eurobasket femenino fue, sin duda, de los segundos. España selló su billete a semifinales (88-81) tras una remontada épica, de esas que hacen afición y que dejan cicatriz en el rival. Pero, sobre todo, fue una victoria que se forjó a contracorriente, con las españolas remando desde el primer minuto y pidiendo aire hasta el último suspiro.
Un primer tiempo para olvidar… y aprender
La selección de Miguel Méndez salió al parqué del Pabellón de la Paz y la Amistad como si el partido le quedara grande. Las checas, lideradas por una inspirada Eliska Hamzova y el poderío en el rebote ofensivo, abrieron brecha con un parcial de 5-0 y no soltaron el mando del partido en toda la primera mitad. España, espesa en ataque y superada bajo los aros, llegó a estar 14 puntos abajo y se marchó al descanso con once de desventaja (33-44). El porcentaje de tiro, por debajo del 30%, y la fragilidad defensiva hacían presagiar una noche larga para las españolas.
Carrera y Ayuso: las heroínas de la resistencia
Pero si algo tiene este equipo es que nunca baja los brazos. El tercer cuarto fue el punto de inflexión: Raquel Carrera, que firmó una actuación para la historia (31 puntos, 19/19 en tiros libres y 8 rebotes), se puso la capa de líder y tiró del carro junto a una Aina Ayuso desatada (20 puntos, 5 asistencias). Alba Torrens, siempre en modo capitana, también sumó en los momentos calientes.
España fue limando la diferencia hasta ponerse por delante tras un triple de Torrens (56-54), pero las checas, lejos de rendirse, volvieron a golpear y cerraron el tercer cuarto aún por delante (61-66).
El último asalto: cuando el baloncesto es cuestión de fe
El último cuarto fue una montaña rusa emocional. España, ahora sí, defendía con el alma y corría con el corazón. Un parcial de 6-0, con puntos de Ayuso y Buenavida, puso a las de Méndez por delante (67-66). El contraataque español, desaparecido en la primera parte, se convirtió en la mejor arma para rematar la faena. Paula Ginzo, silenciosa pero eficaz, sumó en el momento clave y, en los minutos finales, Carrera y Ayuso se repartieron los puntos decisivos para cerrar la victoria.
Victoria de carácter y pase a semifinales
El bocinazo final fue un grito de liberación. España, que había estado contra las cuerdas, se ganó el derecho a soñar con las medallas y se cita el viernes con Francia en semifinales. La ausencia de Iyana Martín, que siguió el partido por videollamada, fue suplida con creces por un equipo que demostró que la resiliencia es su mejor jugada.