El final del primer Mundial femenino de motociclismo se jugaba en casa, en el circuito de Jerez. La presión era evidente; una última prueba donde era todo o nada. La emoción estaba servida y creció todavía más con una espectacular batalla que nos brindaron las pilotos para decidir, en la última vuelta, quién se subía al trono.
Todas las miradas estaban puestas en Ana Carrasco – que partía de la salida de parrilla con el liderato bajo el brazo y 18 puntos de ventaja – y María Herrera. La murciana partía cuarta y la toledana, segunda. Carrasco necesitaba acabar entre las cuatro primeras para ser campeona del mundo.
No fue una carrera cómoda, el nerviosismo podía palparse en el asfalto. Había un campeonato en juego y eso eran palabras mayores. Herrera hizo lo que debía, intentar buscar una carrera lenta y abultada. El plan le salió a la perfección hasta la última vuelta donde se tocó, de nuevo, con Sara Sánchez, y se fue al suelo. Todas sus posibilidades desaparecieron. La catalana ganó la última prueba, por delante de Beatriz Neila y Ana Carrasco, que completó el podio logrando el título.
Carrasco, con cuatro victorias en sus cuentas, ha subido al podio en todas las carreras del campeonato. Este es su segundo título mundial, tras lograr el SSP300, y después de dos las complejas lesiones que sufrió el pasado año en la espalda y la pierna. Con su actual triunfo ha hecho historia, siendo la primera mujer en conseguir el título del campeonato del mundo de motociclismo femenino.
