El partido entre Marruecos y Argentina en los Juegos Olímpicos de París 2024 terminó en victoria africana por 2-1 en un duelo que vivió un situación tan insólito como surrealista, no solo en los Juegos, sino en el mundo del fútbol como tal. El encuentro se destacó por un final muy controvertido y por las interrupciones constantes motivadas por aficionados marroquís que saltaban al terreno de juego.
Marruecos se adelantó con un 2-0 gracias a los goles de Soufiane Rahimi al final del primer tiempo y al inicio del segundo acto, dando jaque a una Argentina desdibujada y superada por el ánimo de los magrebíes, empujados por una hinchada entregada que los apoyaba en las gradas del estadio de Saint-Étienne. Giuliano Simeone logró descontar para Argentina en el minuto 67, revitalizando las esperanzas del equipo sudamericano.
En tiempo de descuento, Cristian Medina aparentemente empató el partido para Argentina, desatando el júbilo de la tropa de Javier Mascherano, y desatando la ira y frustración de la hinchada marroquí. La situación se volvió aún más caótica cuando un petardo explotó muy cerca de los jugadores y algunos hinchas marroquíes invadieron el campo, lo que provocó la retirada temporal de los jugadores argentinos del terreno de juego. Todo el mundo entendió que el partido finalizaba con el 2-2, incluso la cuenta oficial de los Juegos Olímpicos, pero lo cierto es que el partido se suspendió, quedando 3 minutos por jugar.
Tras dos hora de espera, el partido fue reanudado, y una revisión del VAR anuló el gol argentino por un fuera de juego milimétrico de Bruno Amione. Marruecos mantendría ese 2-1 en esos 3 minutos jugados a puerta cerrada, desatando la indignación e incredulidad del la Albiceleste por lo vivido.