Villarreal
Juan Carlos Garrido: "Todos mis sueños en el fútbol se han cumplido"
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Apasionado de su profesión, Juan Carlos Garrido puede presumir de haber alcanzado grandes logros a la temprana edad de 48 años. Actualmente sin equipo, el entrenador valenciano podría considerarse fundamental en el nacimiento y crecimiento de una cantera potente actualmente como la del Villarreal, habiendo logrado alcanzar altas cotas igualmente altas como entrenador tanto en nuestro país como fuera de nuestras fronteras. Aprovechamos su inactividad en los banquillos para analizar con él su trayectoria en una extensa entrevista en la que nos brinda la oportunidad de conocer más de cerca las impresiones de un entrenador que ha vivido experiencias únicas.
P. Recientemente hablábamos con Manu Trigueros y en la charla apareció tu nombre como una de las figuras clave en sus inicios. ¿Qué recuerdos guardas de él?
R. «Sí, cuando empezó a subir al primer equipo y yo era el entrenador, sí que empezó a venir conmigo. El primer partido que jugó con el primer equipo fue un amistoso en Hong Kong, en un partido amistoso a final de temporada. Él jugó y de hecho marcó un gol, imagino que se acordará. Fui quien le metió en el primer equipo, aunque no llegó a debutar en partido oficial porque era muy joven y porque no se dieron las circunstancias. Empezó a venir a entrenar Trigueros, Pablo Íñiguez y Gerard Moreno, viniendo desde el C. No jugaban en el B, pero los subí al primer equipo porque me parecían mejores. No me dio tiempo de tenerlo un poco más conmigo, la temporada siguiente me hubiera gustado contar con Trigueros, pero las cosas iban mal y es muy difícil meter a un chaval tan joven y que parezca que él es quien tenga que solucionarlo todo«.
P. Empecemos por el principio. ¿De dónde proviene o cuándo nace tu pasión por el fútbol?
R. «Imagino que desde niño, como cualquier niño. Primero te gusta jugar, en este caso no tengo la suerte ni las condiciones para jugar al fútbol profesional. Y no por ninguna lesión, como dicen tantos, que se las inventan, que se constiparon un día y ya no pudieron jugar (risas)… Y hay circunstancias que se van dando, que te hacen empezar muy joven como entrenador con 21 años. Los primeros pasos no los daba conscientemente ni con la intención de ser un gran profesional, pero los das porque te gusta y porque como dices ser entrenador es pasión y es vocación. Los primeros pasos los di simplemente porque me gustaba, sin esperar ‘nada a cambio’. Poco a poco te va bien y vas hacia arriba».
P. ¿En qué momento te das cuenta de que tu vocación es la de entrenador y de que te quieres dedicar a ello?
R. «Con 21 años empiezo por casualidades a ser segundo entrenador de un equipo. Empiezas a entrar en equipos de fútbol base, y se da la primera oportunidad en El Puig de entrenar a un equipo de mayores en Regional Preferente. Estoy seis años en ese club y de ellos cinco con el equipo de Regional Preferente, entrenando a jugadores mi edad o mayores. Esa es la primera experiencia en la que de alguna manera ya tienes ganas de ser entrenador y dedicarte a ello».
P. ¿Es cierto que tus inicios en El Puig no fueron fáciles?
R. «Esa es una anécdota que se ha contado mucho y que según quien la cuenta tiene un enfoque. Te la cuento tal como fue. Cuando llego, estoy en el Juvenil y el entrenador del primer equipo era Mario Kempes, que es un tipo fenomenal pero las cosas no iban bien en el equipo y de hecho en su último partido como entrenador pierden 0-9. Cuando entro al primer equipo una de las carencias que había era de disciplina, de organización, de horarios… Entonces yo tengo que entrar con la seriedad y exigencia de un equipo de Preferente. Empiezo por exigir horarios y disciplina y cuando lo hago efectivamente hay varios jugadores importantes, capitanes, acostumbrados a no cumplir con las mínimas reglas de disciplinas que no quieren que sea así. Era obvio que seguir por ese camino, llevaba al equipo al descenso y a tener un rendimiento nefasto. Hubo ese choque, pero imponerla fue lo que en poco más de un mes fue clave para que todo fuera fenomenal. De hecho, el presidente reunió a los jugadores y sentó las bases para que se respetaran mis principios de disciplina y a partir de ahí todo fue mucho mejor«.
P. ¿Es un proceso muy largo el de llegar a ser entrenador de élite?
R. «En El Puig jugamos varias promociones de ascenso, algo que nunca pasó antes ni tampoco después en ese club. Estando allí, recuerdo que vinieron del Villarreal, ya que estaban comenzando a formar la estructura de cantera, que no tenían, recuerdo que cuando llegúe únicamente tenían un campo de tierra y poco más, por lo que inicialmente llegué para encargarme de la coordinación de la cantera. De hecho, ni siquiera tenían filial, se llegó a un acuerdo de colaboración digamos con el Onda, que estaba en Tercera División. Llegué un febrero y en julio recuerdo que el Onda pasó a ser nuestro filial y yo me hice cargo del equipo. Ese año tuvimos jugadores como Javi Venta y Calleja que después llegarían al primer equipo. Después el Onda dejó de pertenecer al Villarreal, y entonces fue cuando se formó el filial del Villarreal, que empezó desde abajo, y ahí alterné etapas en las que coordinaba la cantera con épocas en las que me hice cargo del banquillo en el filial. En las etapas en el banquillo, estuvimos a punto de ascender a Tercera siendo primeros de grupo, pero finalmente en la liguilla nos tocó el Espanyol B, que tenía un equipo muy potente y no conseguimos ascender. Después sí que conseguimos el ascenso a Tercera, con jugadores como Cases, Xisco Nadal, Verza, César Arzo, Héctor Font o Pedro Martí que después tendrían también recorrido. Y finalmente, en mi última ‘esporádica’ etapa en el banquillo del B, conseguimos un ascenso a Segunda División que fue algo increíble. Con una plantilla impresionante con Kiko Olivas, Juan Carlos, Mario Gaspar, Marcos Gullón, Matilla o Gerard Bordas. Aún ahora y tras otras grandes experiencias a un mayor nivel, guardo aquel ascenso como mi mejor momento en el fútbol. Y ahí en Segunda ya sí que me firmaron como entrenador, hablamos y decidimos que ya dejaría el tema de cantera para ser el entrenador del B«.
P. Un ascenso a Tercera y otro a Segunda con el filial. Semifinales de UEFA Europa League y acceso a Champions con el primer equipo. ¿Qué momento recuerdas con especial cariño de tu paso por el Villarreal?
R. «Como te decía antes, el ascenso en Jaen con el Villarreal B a Segunda División es el mejor momento y el que sigo recordando como el más especial. En Villarreal he vivido 13 años muy intensos, en los que he hecho de todo, he pasado por la cantera, la he ayudado a crecer y creo que he aportado muchas cosas positivas al club en esos años en los que he estado allí. Después he conseguido ascensos, y no sólo eso, sino que también participé como entrenador en una temporada que creo que fue de las mejores si no la mejor en la historia del club. Cuando me hice cargo del primer equipo, se venía de la época de Pellegrini y de una etapa muy exitosa, es cierto, y cuando llegúe sustituí a Valverde, en un momento en el que se venía de éxitos y en el que no se estaban viviendo buenos momentos, aunque es cierto que quizá Valverde no tuvo el tiempo suficiente para poder tener la oportunidad de lograr inculcar sus ideas. Pero bueno, llegué y esa temporada, siendo difícil, conseguimos in extremis la clasificación para Europa League. Y la siguiente temporada fue una temporada muy buena, quizá como decía la mejor en la historia del Villarreal. Conseguimos alcanzar las semifinales en Europa League, conseguimos el cuarto puesto en Liga que nos llevó a Champions y en Copa llegamos a Cuartos de Final. Hubo otras temporadas anteriormente en las que se consiguió destacar en alguna competición, pero en las que en las otras competiciones no se hacía igual de bien, y en esa lo hicimos bien en todas«.
P. Pese a tu despido en la temporada siguiente, es de suponer que sea el Villarreal el club al que mayor cariño guardas.
R. «La temporada siguiente se hicieron las cosas mal desde el principio. Al igual que en la anterior se hicieron muy bien. En la anterior la clave fue mantener una parte del bloque que había conseguido el acceso a la Europa League y a la vez subir a casi una decena de jugadores de la cantera, entre los que estaban Musacchio, Hernán Pérez, Jefferson Montero, Mario Gaspar, Juan Carlos, Catalá, Joan Oriol, Marcos Gullón, Matilla, Marcos Ruben, Gerard Bordas… Y a eso le añadimos los fichajes de Borja Valero y de Marchena, y con eso hicimos una temporada espectacular. Sin embargo, en la siguiente se nos dio todo mal. Empezamos mal, desde la confección de la pretemporada, pasando por los fichajes así como la mala suerte de las lesiones. Además, nos tocó en Champions con el Manchester City, Napoli y Bayern de Munich. Íbamos con bajas en Europa muy importantes, como Marcos Senna, Rossi, Nilmar, Marcos Ruben, Cani, Zapata, Gonzalo Rodríguez, todos ellos lesionados al mismo tiempo, perdíamos, y eso además nos dañaba mucho moralmente. Todo salió torcido, y finalmente en diciembre el club decidió cesarme, cuando hacía poco que había renovado por dos temporadas más, pero no sólo eso, sino que se hizo ver que el culpable de todos los males del equipo era yo, algo que finalmente se pudo comprobar que no era así, porque a mi me despidieron en diciembre, estando en la posición 17ª, pero en junio, el equipo descendió. Por lo que parece claro que el único responsable no era yo de lo que pasó esa temporada. Me dolió y me dio rabia, sentí rabia por aquello, porque además parece que quieren borrar a Juan Carlos Garrido de la historia del Villarreal, cuando Garrido ha estado 13 años en ese club y creo que ha ofrecido muchas cosas positivas al club. Creo que no se hicieron las cosas bien en ese sentido, y es verdad que me da rabia que quieran borrarme de la historia del club porque no es justo. Pero es imborrable, mi paso por el Villarreal está ahí y las cosas que se consiguieron quedarán para la historia y todo el mundo que conozca un poco de esto, sabe lo que se consiguió conmigo formando parte del Villarreal. Por supuesto que el Villarreal es un club al guardo muchísimo cariño, faltaría más».
P. Fuiste pieza clave en el crecimiento de la cantera del submarino amarillo y también en la formación de jugadores y en su escalada al fútbol de mayor nivel. ¿Es reconfortante el trabajo de cantera por encima del desempeñado al más alto nivel?
R. «Los dos son reconfortantes. Es cierto que cuando trabajas con chicos de la cantera, y formas parte de su progreso, de su desarrollo pues es reconfortante. Pero a un entrenador le gusta entrenar a los mejores jugadores, y en ese sentido, yo he tenido la suerte de poder entrenar a muchos grandes jugadores, tanto a nivel de cantera como a nivel profesional, y además jugadores que han sido muy profesionales y que se han esforzado al máximo, y eso es efectivamente muy reconfortante para un entrenador».
P. ¿Qué jugadores recuerdas con mayor cariño de tu etapa en Villarreal?
R. «Pues sin duda a Santi Cazorla o a Giuseppe Rossi. Con estos dos es con los que creo que hemos tenido mayor sintonía entre ambas partes, que tanto ellos como yo nos hemos entendido a la perfección y nos hemos respetado y admirado a la vez. También me quedo con jugadores como Senna, Caño Ibagaza, Pires, Capdevila, Godín… que cuando llegué al primer equipo pudieron pensar y poner la lupa sobre mí por ser un ‘novato’ y de los que sentí que me gané su respeto como entrenador, que vieron que estaba capacitado como para poder confiar en mí. Los jugadores son exigentes, ponen el listón alto para poder ser su entrenador y ver que valoran tu trabajo y creen en tu trabajo es una satisfacción. He tenido la suerte de poder entrenar a grandes jugadores y de sentir que tenía su respeto y su fe puesta en mí y que los jugadores crean en ti como entrenador es algo muy importante».
P. ¿Cómo definirías el método de Juan Carlos Garrido para dirigir? ¿En qué te gusta basar el estilo de juego de tus equipos?
R. «Te diría que desde que comencé en El Puig, mi intención ha sido la de intentar imponer algo que muchas veces se piensa que es incompatible. Me gusta que mis equipos traten de ganar los partidos a través del buen trato del balón y del buen fútbol, pero también a través de la presión y el esfuerzo defensivo. Y esto es lo que intento inculcar siempre a mis equipos, y creo que lo he logrado en fases en varias de mis experiencias. Para mí no deben ser incompatibles, se debe tratar de jugar bien al fútbol, atacar a través de la posesión dando sentido al juego, pero también incidir mucho en el esfuerzo y el rigor defensivo».
P. Tu siguiente experiencia fue en el Brujas, y el papel desempeñado por el equipo muy positivo. A todos extrañó tu destitución, con el equipo invicto y quizás los motivos no terminaron de quedar claros.
R. «Sí, bueno, después del despido en Villarreal estuve cerca de un año sin entrenar, hasta que en noviembre de 2012 el Brujas se interesara por mí y firmara por el club belga. Con el Villarreal, nos habíamos enfrentado al Brujas, ganando en casa 2-0 y en su campo por 1-2, pero claro, ellos tenían entrenador. Cuando destituyeron a su entrenador, creo que me tenían en la agenda en gran medida por aquel enfrentamiento que tuvimos en Europa y pienso que fue algo determinante para que terminara allí. Cuando firmé, lo traté todo con el presidente y el Director Deportivo del club, ellos en ese momento tenían claro que querían apostar por un entrenador con la experiencia y la metodología que puede tener un entrenador español. Esa primera temporada, llegué con el equipo en octava posición y estuvimos luchando por el título hasta que perdimos a falta de tres jornadas y nos quedamos sin opciones, pero finalmente quedamos terceros y aún se mantiene un record, y es el del equipo que ha realizado el mejor playoff de la historia, que aún se mantiene, nadie lo ha superado. La siguiente temporada, se cambió de Director Deportivo, llegó uno nuevo al cargo, islandés, y con una idea de fútbol y de organización totalmente opuesta al anterior y a la mía. Todo le parecía mal, hasta la forma de entrenar, si hacíamos rondos o ejercicios con balón, él entendía que debíamos hacer carrera y ejercicios físicos, no le gustaba la forma de jugar… Era una filosofía totalmente diferente, enfrentada, y al final era inevitable que sucediera. En el momento de mi despido, íbamos muy bien, invictos, en segunda posición y creo que estábamos en disposición de haber ganado tanto la Liga como la Copa. En ese momento quedó libre Preud’homme, que estaba entrenando en Arabia Saudí, y el Director Deportivo lo tuvo claro. Finalmente, el equipo no consiguió ninguno de los dos títulos que te mencionaba. Fue una experiencia muy bonita la que tuve en Brujas, mi familia se adaptó perfectamente, mis hijos, era feliz con la vida allí y sentí el cariño y el aliento de la afición constantemente. Si entras en ‘Youtube’ podrás ver fácilmente vídeos increíbles, en los que la afición me vitoreaba en casa y no paraban de animarme, me tenían un gran cariño y estima y siempre guardaré mi paso por allí con gran cariño. Además, tuve la oportunidad de entrenar a jugadores como …. y sacarles un rendimiento extraordinario y como te comentaba creo que se hubieran podido conseguir títulos. Pero el fútbol es como es, por las experiencias vividas y por las vistas por otros entrenadores sabemos que esto es algo que puede pasar y hay que aceptarlo como parte de la profesión».
P. De tu corta etapa en el Betis, de sólo un mes, sustituyendo en el cargo a Pepe Mel… ¿con qué te quedas en lo positivo y en lo negativo?
R. «La experiencia en el Betis fue complicada. Fue un momento difícil, convulso, constantemente había cambios en el club… El director deportivo, el administrador concursal, todos iban siendo cesados, el ambiente no era el más idóneo y la verdad es que tampoco tuve ni el tiempo ni la tranquilidad necesaria para haber podido demostrar algo más. Pero claro que hay cosas positivas, a día de hoy puedo decir que yo fui entrenador del Betis, y eso es un motivo de orgullo, estoy muy orgulloso de haber dirigido al Betis y de haber formado parte de un gran club como lo es el Betis».
P. Tus últimas dos experiencias son en Egipto y en Arabia Saudí. En la primera además logrando alzar dos títulos. ¿Qué sensaciones deja ese hito de conseguir ser campeón?
R. «La experiencia en Egipto fue increíble. Allí el fútbol se vive de una manera totalmente distinta, y el Al-Ahly, el equipo al que dirigí, es casi como una religión. Hay una gran cantidad de aficionados al equipo y son seguidores que dan la vida por el equipo. Es impresionante la forma en que se vive la pasión por el equipo. Un equipo potente en el país además, y con el que nada más llegar se consigue ganar la Supercopa y después la Copa Confederaciones. Es algo increíble, una vivencia única y además allí también encontré un gran entorno, conocer otra forma de vida, otras costumbres, tranquilidad, mi familia se adaptó muy bien, los niños al colegio, etcétera».
P. Corren rumores de que estás entre los candidatos para dirigir al combinado nacional de Argelia. ¿Qué hay de cierto en ello? ¿Te ilusionaría afrontar una experiencia como seleccionador nacional?
R. «Si te digo la verdad, es cierto que desde varios medios argelinos han hablado de este interés. A mí, lo único que me ha llegado es la llamada de un agente que me dijo que el presidente de la Federación de Argelia estaría interesado y que me llamaría para hacerme llegar dicho interés, pero a día de hoy esa llamada no se ha producido, y eso es lo único que sé sobre este tema actualmente».
P. Cuando empezaste en esto de los banquillos, seguro que en tu cabeza rondaban multitud de sueños por cumplir. ¿Cuáles se han cumplido y cuáles te marcas como objetivos próximos?
R. «Realmente, yo creo que todos mis sueños en el fútbol se han cumplido, porque no esperaba llegar ni a una décima parte de lo que he alcanzado. Soñando despierto, lo que el fútbol me ha dado ha sido la posibilidad de conocer muchos sitios diferentes, muchas culturas diferentes, equipos, fútbol, países, ciudades… Quizá me gustaría poder desarrollar cosas como las que he hecho aquí en Europa en Estados Unidos«.
P. ¿De pequeño algún equipo favorito?
R. «Sí, la verdad es que de pequeño era del Barça, para qué lo vamos a negar«.
P. Y en cuanto a jugadores, ¿en cuáles te fijabas o te fijas como ejemplo de futbolista que más se adapta a tu perfil como entrenador?
R. «De pequeño mi ídolo como jugador era Schuster. A mí era una edad en la que podía fijarme en un jugador y para mí él era el que me parecía el jugador perfecto por todo: la técnica, fortaleza, físico, lo táctico… era un jugador muy completo. Pero en el fútbol quedarte con un sólo jugador o un equipo es algo muy difícil. Me gustan jugadores del Valencia, del Barça, del Real Madrid, del Milán, del Ajax… Al final, cuando te gusta el fútbol, te gustan los buenos. No te puede gustar ni un sólo equipo, ni un sólo jugador. Yo me considero un aficionado al fútbol en global, no puedo ser de un sólo equipo. Sí que me gusta el buen fútbol, entonces ahora puedo disfrutar viendo un buen partido del Madrid como del Barça. Se puede no ser de uno o de otro, sino simplemente disfrutar del fútbol cuando lo ves y que te guste y te quedes con el fútbol que más te gusta».