El Girona tiene un claro objetivo y no va a dejar de pelear por él. Lo ratificó en Montilivi tras dos jornadas a domicilio de las que se fue de vacío. Dos citas complejas de su calendario, en el Bernabéu y en San Mamés, donde acumuló dos derrotas consecutivas por primera vez. Un dato significativo si se tiene en cuenta que el club catalán solo ha perdido tres partidos en lo que llevamos de curso.
Hay quienes podrían pensar que este Girona empezaba a deshincharse después de inflar tanto el globo, pero los de Míchel ya han demostrado que lo suyo no es casual ni circunstancial; que el buen juego, la regularidad y la mentalidad son sus principales ingredientes.
En la jornada 26 recibían al Rayo Vallecano. Un encuentro que siempre conlleva un valor emocional añadido para el técnico del Girona. El Rayo, quien resistía a Míchel como su talón de Aquiles, volvió a ser derrotado en el partido de la segunda vuelta.
El primer acto transcurrió sin dejar huella. Ni goles, ni tarjetas ni ningún cambio a registrar. Fue ya en el segundo tiempo cuando el Girona empezó a jugar su partido. Tsygankov avanzó a los suyos para declinar la balanza. Ya en el tramo final del encuentro, Sávio corroboró los tres puntos con un doblete.
El Girona sigue defendiendo su segundo lugar en la clasificación, a esperas de que el calendario del Real Madrid pueda hacerle titubear y perder el equilibrio. Y sobre todo, con la convicción de su objetivo: obtener una plaza europea. A falta de doce jornadas, sin lugar a dudas, el equipo de Míchel va lanzado a por ello.