De
origen albano-kosovar y con nombre que recuerda a una estrella universal del
mundo de la música. A pesar de no ser un futbolista que marque la diferencia o
que sea destacado por sus números, por su rendimiento, su aparición en la
máxima categoría del fútbol alemán, como la de muchos otros, tiene su
importancia y más aún en los tiempos que corren. El desembarco de Elvis
Rexhbecaj y el de otros tantos futbolistas jóvenes en el fútbol profesional es
un triunfo para los trabajadores de cantera, esos que están día a día formando
y entrenando a los futbolistas del futuro. Un triunfo que, en el caso de
Rexhbecaj, se apunta el Wolfsburg, pero que, por suerte, pasa en gran parte de
los equipos, porque cada año salen peloteros de las categorías inferiores:
algunos consiguen quedarse y, otros, al no tener sitio, salen con la esperanza
de volver.
En
unos tiempos en los que el dinero en cantidades exageradas casi domina el mundo
del fútbol, los canteranos son como estrellas fugaces. Esa frase de “para qué
gastar dinero en gente de fuera teniendo los mimbres en tu propia casa” es algo
muy repetido por las diferentes aficiones. Aunque no siempre suele ser así. Está
claro que a todos les gustaría que su equipo fuera como esos que tienen una
filosofía arraigada de cantera, que sacan jugadores todos los años y basan sus
proyectos en estos futbolistas, sin miedo a lo que pueda pasar, con plena
confianza en ellos y la convicción de que el trabajo que se realiza desde abajo
está bien hecho.
Elvis
Rexhbecaj ha disfrutado de toda su vida deportiva en Alemania, pero no nació en
tierras germanas. De hecho, entró en la cantera del Wolfsburg pocos meses antes
de cumplir los 13 años. Al contrario que otros como Robin Knoche o Maximilian
Arnold o el más reciente, Gian-Luca Itter, que entraron en la disciplina de los
Lobos en categoría Sub17, Elvis llegó aún más pequeño, entrando en el club
desde lo más profundo. Desde aquello han pasado ya unos ocho años y, ahí sigue,
un lobezno entre lobos, un chaval entre mayores. A pesar de eso, no es el
futbolista más joven de la plantilla, pero tiene algo que esos otros más
jóvenes no tienen: la sangre de Lobo corre por sus venas desde hace mucho más
tiempo.
Elvis
estaba preparado la temporada pasada para debutar o, al menos, para que se le
tuviera en cuenta. Titular indiscutible con el segundo equipo en la
Regionalliga Nord, jugando de pivote en el centro del campo o medio centro
ofensivo, sus números sí fueron destacables. Nueve goles y tres asistencias en
26 partidos, siendo el mes de octubre de 2017 especial para él, puesto que
encadenó cuatro goles en tres partidos consecutivos. Su rendimiento no pasaría
desapercibido para los entrenadores del primer equipo. Martin Schmidt le hizo
debutar, aunque con pocos minutos, sustituyendo a Daniel Didavi y, antes de ese
día, ya había entrado en alguna convocatoria. Sin embargo, fue Bruno Labbadia
el que más
Parte
de la culpa de que Elvis Rexhbecaj esté en el Wolfsburg en la actual temporada
es de su actual técnico, Bruno Labbadia. Aunque su debut profesional fuera con
Martin Schmidt, en Hannover, disputando tan solo seis minutos, compartiendo
banquillo con Itter, el técnico que le dio la alternativa real fue Bruno
Labbadia. Lo curioso es que su debut con Labbadia fue saliendo como titular y
en el lateral izquierdo y, aunque aquel partido fuera de infausto recuerdo para
la afición del Wolfsburg, puesto que perdieron por 3-0 en Sinsheim, el recuerdo
que guardaría Elvis de aquel día se quedaría ahí para siempre.
Esta
temporada, a pesar de haberla empezado con el segundo equipo, como si de una
vuelta a los orígenes se tratara, finalmente Labbadia volvió a contar con él y
desde finales de noviembre ha disputado minutos con el primer equipo,
alternando la titularidad con la suplencia, pero siempre disfrutando de minutos
y, aunque aún no ha inaugurado su marcador personal, le queda la alegría de ser
el último lobo que se ha unido a la manada.
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