“Estoy un poco hasta los coj… de jugar bien y palmar. Hay que competir y ganar”. Las palabras de Marcelino tras la derrota ante el Valencia (1-3) a principios de noviembre retumbaron en la sala de prensa de El Madrigal y mandaron un mensaje claro al vestuario. El Villarreal había jugado ya contra FC Barcelona, Real Madrid y Sevilla. En todos, incluido el Valencia, el conjunto amarillo plantó cara y demostró estar a la altura de los mejores de la Liga. Y en todos, se fue con el casillero a cero. A partir de ahí, y con la derrota en Zúrich (3-2) de por medio, el Submarino comenzó a volverse más especulativo.
Razones tenía Marcelino: su equipo había encajado ocho goles en tres partidos y había que tapar la hemorragia como fuera. Ante el Espanyol la fórmula no resultó -Colotto empató sobre la bocina- pero sí frente al Getafe, donde quince minutos mágicos dieron el triunfo a un Villarreal con menos brillantez de lo acostumbrado. Había dudas sobre cómo afrontaría el encuentro ante el Monchengladbach, un rival de peso y cuyo juego invita al espectáculo. El técnico asturiano las despejó todas en la previa: “Salgo con todo”.
Y entonces el Villarreal volvió al Bruno-Trigueros, a la potencia de Cheryshev por una banda y la clase de Cani en la otra. A Vietto, cuya movilidad causa estragos en tres cuartos. Y a Uche, que parece Benjamin Button: cada año que cumple, más joven parece. El tanteo fue cuestión de minutos, porque Bruno, para celebrar su vuelta a la Selección, tiró de repertorio para sostener al equipo atrás y liberar a los atacantes amarillos, que cuajaron una primera parte casi perfecta, la mejor en mucho tiempo. Caso aparte Denis Cheryshev, que va a una velocidad distinta a la de los mortales.
Tuvo el ruso un buen acompañante en su banda: Jaume Costa, que desde que volvió de lesión se ha vuelto sumamente imprescindible, asistió tras jugada personal a Vietto, que se fue entre dos defensas y batió con tranquilidad a Yann Sommer desde dentro del área. Cuatro goles del argentino en Europa League. Un diamante en bruto que va adquiendo trascendencia.
Acabó la primera mitad con la sensación de que el enorme juego del Villarreal no se reflejó lo suficiente en el resultado. El Gladbach fue incapaz de crear una sola ocasión clara de gol, y el Submarino las tuvo de todos los colores. Como en muchas otras ocasiones, la falta de puntería y el sacrificio realizado en los primeros 45 minutos pesaron tras el descanso. Los de Marcelino perdieron fuelle, y los alemanes, que fueron paciente, esperaron y aprovecharon su físico para salir en tromba a por el empate. Raffael, el jugador más insistente en el primer tiempo, recibió un balón en la frontal y soltó un latigazo que sorprendió a Asenjo. El portero palentino, que ya le había sacado dos grandes tiros a Xhaka minutos antes, pudo hacer algo más en el tanto del brasileño.
Pocos minutos después, el Villarreal aprovechó un doble error del Gladbach: Vietto ganó la espalda a la defensa alemana y centró al bulto. Korb trató de despejar y le sirvió en bandeja el 2-1 a Cheryshev, que pasaba por la frontal por si las moscas. Pero el gol fue un mero espejismo. Tres minutos más tarde, Xhaka marcaba el gol de la noche con un sublime lanzamiento de falta. El Submarino no pudo reflotar después de aquel golpe. Marcelino ya tenía preparado el cambio de Pina por Uche, y lo ejecutó de todas formas. El empate no servía para la clasificación, pero el Villarreal estaba perdiendo el peso del partido. Y la derrota estuvo cerca. Muy cerca. Un pase entre líneas de Raffael lo recogió Herrmann y lo estrelló en el palo izquierdo de Asenjo. Temblaron los cimientos amarillos.
Entonces, el Villarreal jugaba con Trigueros-Bruno-Pina-Dos Santos, y aun así la posesión, menor que en la primera mitad, fue intrascendente. La entrada de Espinosa llegó tarde, en el 86′, cuando hacía tiempo que el partido se había ido a la cama. Otra vez se escapó la victoria, otra vez tras una gran primera parte en la que, de nuevo, falló la puntería. El Submarino se jugará la clasificación en Chipre, ante el Apollon, con la sensación de que se pudo haber certificado en Zúrich o este jueves. Con la sensación de que la necesidad de resultados está convirtiendo al conjunto amarillo en un equipo de doble personalidad. Con la sensación de haber jugado bien y haber palmado de todas formas.
FICHA TÉCNICA
VILLARREAL: Asenjo; Mario, Gabriel, Víctor Ruiz, Jaume Costa; Bruno, Trigueros (Espinosa, 86′) Cheryshev, Cani (56′); Vietto y Uche (Pina, 70′)
BORUSSIA: Sommer; Domínguez,Jantschke, Brouwers, Korb; Xhaka, Nordteit, Traoré (Herrmann, 70′) Hazard; Raffael y Hrgota (Kruse, 70′).
GOLES: 1-0, min 25, Vietto, tras pase de Jaume y salir de dos defensores, define ante Sommer. 1-1, min 55, Raffael, desde la frontal del área. 2-1, min 62, Cheryshev, tras un rechace. 2-2, min 66, Xhaka, de falta directa.
ÁRBITRO: Szymon Marciniak (Polonia). Amarilla a los locales Bruno (m. 38) y Trigueros (m. 67); así como a los visitantes Brouwers (m. 16) y Xhaka (m. 76).
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la quinta jornada de la Fase de Grupos de la Liga Europa disputado en el estadio El Madrigal. Asistencia: Alrededor de 15.000 espectadores.
Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).
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