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El vendaval del Barça de Flick volvió a llevarse por delante al Madrid

Creo que no exagero si digo que el de ayer fue el Clásico con más desigualdad que se ha visto desde el 2-6. De hecho, le faltó un gol al Barça para igualar ese histórico resultado del Pep Team en el Santiago Bernabéu hace ya más de quince años. Nunca sabremos qué hubiera pasado sin la roja a Szczensy, cuando los de Hansi Flick se quedaron con diez jugadores faltando todavía media hora para el final del partido. Pero, entonces eran cinco en su casillero y la sensación de querer más. El tanto de falta de Rodrygo maquilló mínimamente un resultado indigno para el Real Madrid, que ayer no sólo perdió una final.

El primer gol de Mbappé fue un espejismo. El Barcelona se supo mejor siempre, a pesar del tanto inicial del francés que adelantó a los blancos. Seguramente fue una de las mejores actuaciones de Kylian en lo que va de temporada, aunque inútil en un completo descosido. Ancelotti jugó con cuatro atacantes, pero su equipo más bien defendió, y mal. No fue la noche de Vinicius ni de Bellingham, ambos pasaron muy desapercibidos. Los azulgranas entraron por todos lados. Lucas Vázquez, Tchouameni y Camavinga quedaron especialmente señalados atrás y de no ser por Courtois, pudo haber más de cuatro goles en el vendaval de la primera parte. Lamine, Lewandowski y Raphinha repitieron ante el eterno rival y Balde puso la puntilla tras un contragolpe magistral en la última acción del primer tiempo. Un recital culer, un baño sin precedentes.

Lamine Yamal celebrando el gol

Qué bueno eres, Lamine Yamal Nasraoui Ebana. La joya volvió a aparecer en una gran cita y se vistió de Messi en su gol. En la jugada del 1-1 recordó estéticamente al argentino, conduciendo, superando a Tchouameni con una facilidad pasmosa y colocando el balón al palo izquierdo de la portería, un pase a la red como los tantos que hizo Leo. Para destacar también el partidazo de Raphinha, que sigue engrandeciendo su temporada y fue nombrado MVP. Pero, a pesar de los cinco goles, Flick se quedó con el trabajo defensivo de su equipo durante la última media hora, jugando con un hombre menos. Impotencia blanca, que en este tramo de superioridad sólo tiró una vez a puerta. Por momentos, estuvo más cerca el sexto que el tercero. Fue un recital coral del Barça. Sería injusto no mencionar a Marc Casadó, líder total del centro del campo; o a Gavi, artífice del penalti que supuso el segundo gol.

Ronald Araujo fue otro de los nombres de la final. Tuvo que saltar al terreno de juego por la lesión de Iñigo Martínez (28’) y brazalete en brazo disputó los que pudieron ser sus últimos minutos como azulgrana. El uruguayo contuvo a Vinicius y cumplió con nota en su primer gran reto después de la lesión. Tras el encuentro, sus redes sociales se inundaron de mensajes de culers pidiendo su continuidad. Más que un deseo, podría convertirse en una necesidad por la lesión de su compañero vasco. Esta semana se decidirá su futuro.

El Barça levantó su 15ª Supercopa de España

El primer trofeo del Barça en la era Flick tuvo también el sello inconfundible de La Masia. Hasta 15 canteranos levantaron la Supercopa en Jeddah, cinco titulares y siete participando: Cubarsí, Balde, Casadó, Gavi y Lamine Yamal, Iñaki Peña y Olmo. Hecho que enorgullece todavía más al club y su afición. También a Joan Laporta, que después del calvario de las inscripciones, cerró la semana celebrando por todo lo alto. Segundo Clásico de la temporada, segunda goleada y primer título.

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