El último adiós a las copropiedades

Uno de los mayores elementos distintivos del calciomercato durante las últimas décadas tiene su fecha de defunción ya rodeada en el calendario. Este 25 de junio de 2015 terminó el plazo para resolver las alrededor de 90 copropiedades de futbolistas. Desde entonces, esta práctica atípica, única en el fútbol mundial, habrá pasado a la historia.

La copropiedad fue instaurada en el fútbol italiano en los años ’70. Una de las más conocidas es la del cañonero Paolo Rossi entre la Juventus y el Lanerossi Vicenza, donde tras destacar enormemente fue repescado -Totonero en el Perugia mediante- por el club bianconero. Abolidas a principios de la siguiente década, siguieron usándose de facto, por lo que fueron reinstauradas con el mismo sistema que sigue hasta este 25 de junio ya en los años ’90.

Su especial funcionamiento ha permitido situaciones rocambolescas en las que se pierde -o gana- una notable cantidad de dinero con un movimiento mínimo. Uno de los mejores ejemplos es el de Gaetano D’Agostino, que pasó en copropiedad a la Fiorentina por 4,5 millones de euros y fue repescado por Udinese un año después por solo 111.000 euros. También ha facilitado grandes apuestas ganadoras, como la del Parma, que tras comprar el 50% de Sebastian Giovinco por 3 millones de euros (más uno que había pagado por su cesión), revendió esa mitad a la Juventus por 11 millones un par de años más tarde.

Una fórmula gracias a la que, como en este último ejemplo, clubes de menor entidad y categorías inferiores han podido adquirir futbolistas, especialmente jóvenes, y conseguir discretas plusvalías que de otro modo nunca hubieran podido obtener. Una práctica que también ha supuesto la tumba de otros muchos jugadores que, perdidos en una espiral de copropiedades entre equipos de Serie A, Serie B y Serie C, han terminado hundiendo su carrera en un sistema disparatado e ‘italianamente’ burocrático.

Las copropiedades han sido también una forma habitual de maquillar balances, aplazar pagos, ocultar deuda a la vez que se mantienen en órbita a cientos de jugadores. Estrategia que, expandida hasta el más absoluto absurdo, ha llegado a colapsar, como en el reciente y mediático caso del Parma. Visto lo cual, la FIGC decidió en mayo de 2014 abolir definitivamente este sistema: durante la última temporada no se han podido firmar más copropiedades y ahora tocará resolver las últimas.

Precisamente el Parma es, junto a la Juventus, el equipo que más copropiedades tenía pendientes (16). En el caso del equipo emiliano, la desaparición del club ha conllevado la resolución a coste cero de las participaciones de estos jugadores, como en el caso de Defrel, que tras buena temporada pasa gratis a ser propiedad del Cesena. Otros futbolistas destacados como Nainggolan, Berardi, Jorginho, Bertolacci o De Silvestri ya han resuelto también sus situaciones. La propiedad de aquellos jugadores por los que no haya acuerdo se ha decidido por una subasta ciega entre ambos clubes: este ha sido, de manera irremediable, triste o felizmente, el último acto de las excitante historia de las copropiedades.

LAS PRINCIPALES COPROPIEDADES RESUELTAS