A coste cero, el fichaje de Héctor Herrera pareció en verano de 2019 un total acierto por parte del Atlético de Madrid. Con miras a una expansión de la marca Atleti en México (tras la apertura de la franquicia en San Luis) y con hechuras para contribuir sobrado en la parcela deportiva, el capitán del Oporto y de México recalaba en un Atlético que se adelantó para firmar al futbolista pues cuando otros como Inter, West Ham o Barcelona preguntaron por su situación el ex de Pachuca ya se había comprometido con los de Simeone.
El caso es, que por unas cosas o por otras, el mediocentro nunca ha terminado de ser importante de manera regular. Si bien el curso pasado le costó entrar en el esquema del Cholo y cuando lo hizo una lesión grave le dejó KO antes del parón mundial por la pandemia, lo cierto es que esta temporada otro par de problemas musculares le han dejado fuera en momentos cruciales de la temporada y ahora Kondogbia y Torreira ganan enteros por sus solventes actuaciones. Con la jerarquía de Saúl, que siempre será importante para el esquema rojiblanco.
Si bien la del mexicano nunca fue una función netamente creativa y sí más de ida y vuelta, en ese rehacer futbolistas que Simeone está llevando a cabo últimamente encontró en el líder del Tri un buen jugador para dar una primera salida de balón en este Atlético más ofensivo y de posesión. Y aunque cuando se reanudó el fútbol, allá por junio, ya se le vieron condiciones para recalar en esa posición, ha sido la marcha de Thomas Partey en octubre la que ha terminado por dejar al centroamericano una posición en el doble pivote que no se le auguraba y una importancia en este primer tramo de campaña que pocos esperaban teniendo en cuenta que hasta el último día de mercado se rumoreó con su salida.
Cuando Herrera llegó al Atlético y un mes después era el jugador con menos minutos, Simeone afirmó públicamente que veía al mediocentro como un calco de Saúl. Y sabiendo que el canterano es indispensable en los planes del argentino, se hacía complicado que Herrera se terminara ganando la confianza de su entrenador. El caso es que, entre buenas actuaciones y ausencia de futbolistas por lesión, Herrera encadenó una serie de partidos como titular y realizó algunas grandes actuaciones, convirtiéndose durante un par de meses en un fijo en las alineaciones de Simeone hasta que entre diciembre y enero sufrió un bajón que tenía origen en un problema muscular que le impidió jugar tras la Supercopa y no le dejó volver a hacerlo hasta que el fútbol volvió en junio.
Pero este curso su situación ha sido bien distinta, aunque a día de hoy está en el mismo lugar que hace casi un año: lesionado y con opciones de haber perdido su tren. Porque Herrera estaba siendo fundamental para Simeone cuando se lesionó en una concentración con México. Para su fortuna, eso sí, Torreira se contagió de Covid en el mismo momento y Kondogbia, recién llegado, ni tenía ritmo, ni conocía a sus compañeros, ni podía jugar los partidos europeos. Con Saúl también fuera o en un momento de forma discutible, Herrera se había ganado por méritos propios un sitio junto a Koke en la creación.
Pero una mala actuación suya en el derbi, donde se retiró en el descanso y para más inri lesionado, le ha dejado ahora tocado en todos los aspectos. En el plano personal, parece que siempre que está aportando cosas positivas y tiene continuidad las lesiones se ceban con él. En el plano colectivo, el equipo no puede esperar a nadie, la competencia es voraz y Saúl, Kondogbia y Torreira pelean con él por un puesto que ha podido perder a día de hoy Herrera. Incluso Llorente, a quien en tramos de partidos y en fase defensiva se le está viendo en alguna ocasión compartiendo doble pivote con Koke volviendo a sus orígenes. Herrera deberá volver a mostrar su mejor nivel para recuperar su sitio y, sobre todo, mantener una regularidad que hasta entonces no ha tenido.
Imagen de cabecera: Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images
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