Alejandro Valverde volvió a fracasar en su enésimo intento de alcanzar el podio del Tour de Francia. Puede que el último con opciones reales. Los abandonos de los principales favoritos a la victoria final provocó que la lucha por subir a los peldaños parisinos se abriera a un conjunto de ciclistas de nivel medio actualmente -por nombre, que no por potencial futuro o ambición-. En este contexto, el murciano era el gran favorito, asentándose con el paso de los días en la segunda posición.
Sin embargo, en Hautacam se desvanecieron sus opciones, en favor de Jean-Christophe Peraud, un ex mountain biker francés de 37 años, profesional solo desde hace cinco, y Thibaut Pinot, una de las promesas del ciclismo galo que además venció el maillot blanco como mejor joven. Ya fuera del podio, aunque por unos segundos, Valverde perdió más de dos minutos con Peraud y más de uno con Pinot en la contrarreloj final de Perigueux.
Tampoco alcanzó sus objetivos en este Tour de Francia Joaquím Rodríguez. Tras su caída y posterior abandono en el Giro, se desentendió desde el inicio de la general de la carrera francesa, en la que fue tercero el año pasado, centrándose en el maillot de la montaña y cazar alguna etapa. Ninguna cayó, sobre todo por el rendimiento extraordinario del polaco Rafal Majka, que se llevó el maillot de lunares rojos y dos etapas en Alpes y Pirineos, algo pocas veces visto.
Fracasos que podrían ser considerados menores si estos ciclistas tuvieran un futuro prometedor por delante. Pero Alejandro Valverde ya cuenta 34 años, uno menos que Joaquím Rodríguez. Alberto Contador, que abandonó tras su dura caída descendiendo el Petit Ballon en los Vosgos, 31. Haimar Zubeldia, que, con el modo de ‘invisibilidad’ activado terminó por quinta vez en su carrera en el Top-10 del Tour -la primera en 2003- está más cerca de la cuarentena de años. Incluso el más que notable escalador navarro Mikel Nieve, que realizó una decente carrera pese a estar supeditado a su líder de equipo Richie Porte- ha soplado ya las velas de su trigésimo cumpleaños.
Las perspectivas de futuro próximo del ciclismo español son más bien poco halagüeñas. Solo Jesús Herrada (foto), campeón de España en 2013, en su debut en el Tour con 24 años, realizó una buena actuación, como gregario de Valverde y filtrándose en fugas. Vencedor este año de una etapa en la Route du Sud, el conquense es una de las pocas esperanzas de las dos ruedas en España y si continúa su progresión puede convertirse en un buen cazador de etapas.
Por lo demás, muy poco. Ion Izagirre, nacido en 1989, suelta su calidad con cuentagotas -en el Tour apenas rindió en los Pirineos-, su coetáneo Mikel Landa tiene que dar todavía el salto en el Astana y Juanjo Lobato, un año mayor, es un decente velocista pero difícilmente alcanzará mayores cotas que carreras locales y buenos puestos en grandes pruebas. Por lo demás, echarle un ojo al ránking anual U23 que propone la web ProCyclingStats es desolador.
Donde aparecen ciclistas de la talla de los franceses Demaré, Coquard o Barguil, los gemelos ingleses Yates, los neerlandeses Kelderman, Hofland y Van Poppel, solo hay tres ciclistas españoles en equipos World Tour o ProContinental, paupérrimos comparados con los 13 belgas o franceses. Rubén Fernández, vencedor del Tour del Porvenir el año pasado, Fernando Grijalba -ambos en Caja Rural- y Carlos Verona, discreto gregario en la máquina del OPQS. El veloz Carlos Barbero, es el mejor situado en el puesto 60 en esa clasificación, corre en el Euskadi, en categoría continental, y venció la Volta ao Alentejo hace unos meses.
España todavía es líder del ránking por naciones de la clasificación World Tour de la UCI, pero no es más que un espejismo. El último en caer en la vorágine en la que se ha convertido el ciclismo español ha sido el equipo de la Fundación Euskadi, que en la voz de Miguel Madariaga anunció su desaparición tras la Vuelta a Burgos, este mismo mes de agosto. Tras la caída de Euskaltel también el año pasado, el espectro de equipos nacionales se reduce al Movistar en World Tour, el Caja Rural en ProContinental y el Burgos-BH, si sobrevive, en la categoría Continental. No hay más. El cuello de embudo es evidente para el nuevo talento ciclista. ¿Y ahora, qué?
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