“Estamos haciendo soñar a nuestros aficionados”, aseguró Kieran Trippier a los medios tras la última victoria del Newcastle. En aquella última entrevista, el lateral conversaba sobre su decisión de dejar el Atlético de Madrid para firmar por el club del norte de Inglaterra. Más allá del dinero, que es muy importante, deportivamente parecía una insensatez. Los magpies languidecían en la parte baja de la tabla, a muchos puntos de la salvación, pero ese mercado de invierno fue clave para cambiarlo todo. En cuestión de doce meses se han convertido en una plantilla que quiere jugar la Champions League.
El arquitecto en esta historia es Eddie Howe. Sí, la ayuda saudí es importante. El dinero no da la felicidad, pero prefiero llorar en mi Ferrari. El caso es que ha habido técnicos y propietarios que han quemado su fortuna a lo loco. El Fulham se gastó, a bote pronto, 100 millones hace unos años y descendió. Hay muchos ejemplos de entidades que no saben qué hacer con su capital y ese es el principio del fin ya que poseer mucho relaja. Prefiero ser siempre un cuadro como el Villarreal, que ojea a miles de futbolistas para firmar a una joya por poco dinero, que un club que decide pagar 40 kilos por una medianía de la Premier.
Howe, en unos pocos días, detectó qué problemas tenía su conjunto y firmó justo lo que requería. Ahora resulta que Bruno Guimarães vale 100 millones. Él se arriesgó cuando valía 30 y necesitaba valientes que no se escondieran en momentos intrincados. Además, ha transformado a varios futbolistas que estaban más fuera que dentro. Joelinton, que estaba vilipendiado por los aficionados, se convirtió en uno de los mejores centrocampistas de la competición. Es cierto que sucedió de manera circunstancial, por un envite en el que el equipo se quedó con 10 y tuvo que retrasar su posición, pero el mérito es enorme.
Y más allá de Nick Pope, Sven Botman y Callum Wilson, solo cabe elogiar a otro que parecía que no tenía nivel para la competición: Miguel Almirón. El paraguayo tenía el mismo problema que Vinicius en sus inicios. Fallaba demasiado de cara a puerta. Este curso lleva ya 9 goles en tan solo 16 envites. Es probable, de hecho, que en el próximo encuentro anote otro tanto. Sigo creyendo que este equipo no jugará la Champions League el año que viene, pero el fútbol está para eso: para no darnos jamás la razón.
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