Enrique Martín Monreal fue destituido como técnico de Osasuna. El director deportivo rojillo, Petar Vasiljevic, ha tomado dicha decisión porque “los resultados mandan”. Puede que tenga razón, pues Osasuna lleva siete puntos en la Liga Santander, estando en penúltima posición, a tres de la salvación. Sin embargo, en ocasiones parece que lo realizado en temporadas anteriores se olvida muy pronto.
Pocos entrenadores sienten tanto los colores y vibran en cada partido como él. Ex jugador de Osasuna durante 10 temporadas, Enrique Martín llegó al club navarro como entrenador el 5 de mayo de 2015, cuando Osasuna estaba cerca de descender a Segunda B y a punto de desaparecer el club por motivos extradeportivos.
Logró dos victorias y tres empates en seis partidos que permitieron al club seguir un año más en segunda y evitar la desaparición del club. Entre esos partidos cómo no recordar el último encuentro en el que Osasuna remontó un 2-0 contra el Sabadell en los últimos 15 minutos para empatar y permanecer en la categoría. El gol de Javier Flaño volvió a ilusionar a una afición que estaba cansada de los temas de la directiva. Enrique Martín se ilusionó como si se tratase de un aficionado más y, un año después obró el milagro.
Tras otra remontada en los últimos partidos, Osasuna logró meterse en la temporada 2015-2016 en los playoffs de ascenso a la primera categoría. Partía como sexto clasificado, por lo que no era ni mucho menos el favorito. Sucediese lo que sucediese, Martín había conseguido devolver la alegría a la afición rojilla. El ambiente en Navarra volvía a ser como los de antes, cuando el equipo militaba en primera división y hasta llegó a jugar la previa de la Champions League.
Osasuna venció sus cuatro partidos de playoffs contra el Nastic de Tarragona y el Girona, llevando el éxtasis a Pamplona y toda su afición. En tierras catalanas se podía ver a un Enrique Martín Monreal emocionado, alegre y disfrutando de lo que había conseguido en un año como técnico osasunista.
El club decidió que siguiese entrenando al equipo en la temporada 2015-2016, pero tan solo ha durado 11 partidos a la cabeza de Osasuna. Se trata de un equipo con un presupuesto muy bajo, que sigue adelante con buenos fichajes sin mucha transacción económica y gracias a la espléndida cantera navarra. Mikel Merino, uno de los mejores jugadores del pasado año, fue vendido al Borussia Dormunt, donde apenas ha disputado minutos.
A pesar de las importantes bajas, añadidas a lesiones importantes en esta temporada, Osasuna ha luchado en cada partido, perdiendo por mínimos detalles que muestran la dificultad de incorporarse a la Liga Santander. Esto ha provocado el cese de Enrique Martín Monreal por parte de la directiva, a quien parece que se le ha olvidado lo que ha logrado en tan solo un año.
Tercer relevo de la temporada
Enrique Martín es el tercer entrenador sustituido en lo que llevamos de temporada. Pako Ayestarán y Paco Jémez, del Valencia y Granada, respectivamente, fueron cesados debido a los malos resultados del equipo. Se trata de despidos prematuros, pues los entrenadores apenas han tenido tiempo de configurar la plantilla a su gusto. La impaciencia puede ser un gran defecto, pues traer a un nuevo entrenador en las primeras jornadas de liga, sin haber realizado pretemporada, puede costarle al nuevo míster implantar su esquema de juego.
La afición no está muy contenta con la decisión, pues Enrique Martín era un entrenador muy querido en Pamplona. El mes pasado tuvo que ser retirado del campo por sufrir una dolencia cardíaca al celebrar el primer gol de Osasuna contra Las Palmas, en el minuto seis de juego. Prefirió seguir el encuentro desde el vestuario, pero al acabar fue trasladado al hospital, donde le diagnosticaron “urgencia hipertensiva”.
No se trata del primer, ni seguramente del último despido de un entrenador recién ascendido a la primera categoría. Pero puede que si el entrenador ha conseguido subir al equipo a primera división, no sea él el problema, sino de la directiva por vender jugadores importantes y no fichar relevos competitivos. En cualquier caso, la afición de Osasuna estará eternamente agradecido a Enrique Martín Monreal, un entrenador que siente los colores de verdad.